viernes, 10 de julio de 2009

Música, maestro!


La última vez que entré a una tienda de discos con la intención de actualizarme, salí con Atom Heart Mother bajo el brazo. Ni Placebo ni Green Day, y mucho menos los nuevos hip hoperos, lograron persuadirme, la espera iniciada en la adolescencia cerraba su ciclo, el disco lanzado por Pink Floyd en 1970, al fin era mío.

Mi elección obedeció a la nostalgia de una época de la cual no fui parte. Poseer el cd de un disco que uno de mis hermanos mayores tuvo en acetato, me transportó en tiempo y espacio. Mientras escuchaba la nueva adquisición con tracks cercanos a los 10 minutos de duración, reconocí que mi filtro para seleccionar música nueva no es riguroso, más bien se ha estancado. No tengo capacidad para distinguir entre rap y hip hop, ni paciencia para analizar las diferencias entre un artista y otro. Tampoco es de alarmarse, ya no cuento con el tiempo de antaño y los ratos destinados a escuchar música, prefiero dedicarlos a los grupos que conozco.


La expresión musical acorde a mis inquietudes y necesidades llegó a través de poetas como Saúl Hernández (Caifanes) y Santiago Auserón (Radio Futura). Con su entrada a escena, el cúmulo de emociones viscerales contenidas por toda una generación, adquirió una válvula de escape. Hace unos días un amigo me envió el tributo que varias agrupaciones españolas le rindieron a Radio Futura. Siempre he pensado que las grabaciones tituladas “Lo mejor de…”, “The greatest hits of…”, etcétera, señalan dos rasgos distintivos: 1) la banda en cuestión tiene una trayectoria respetable que hace posible la antología y, 2) ya no son tan jóvenes. Pero el material enviado por mi amigo no era una edición con lo mejor de Radio Futura sino un tributo, tri-bu-to, lo cual significa que una nueva generación de músicos considera digno rescatar una obra del pasado. Esta revelación me dejó pensativo, pues si bien Santiago Auserón y los suyos no están en la senilidad ni necesitan cuidados gediátricos, tampoco son jóvenes sino hombres bien entrados en el otoño de sus vidas. Igual que yo.

Las novedades musicales no se limitaron a Radio Futura, mi amigo también me compartió el Álbum Verde, un tributo reggae a Los Beatles, y otro homenaje dedicado al cuarteto de Liverpool en versión chillout. El Álbum Verde es una delicia interpretada por distintos grupos de Latinoamérica, incluido Antidoping de México, que incita a gozar sus sones en ese son. El chillout no está mal pero prefiero ritmos más acelerados.

Esta es la música “nueva” que he disfrutado últimamente, refritos de canciones creadas por lo menos hace 20 años. Y si la nostalgia se agudiza, recurro a El Circo, esa maravillosa obra de Maldita Vecindad que fue considerada como uno de los mejores discos de los 90 por revistas como Rolling Stone y SPIN. Por cierto, no es de extrañar que en un país guapachoso como los es México, los hits que abrieron el mercado a Maldita y Caifanes hayan sido Kumbala y La negra Tomasa, y no temas más rockeros como Mátenme porque muero y Pachuco, todo un himno de mi generación. En fin, en gustos se rompen géneros y en el slam se rompen madres, como solía suceder al calor del ska ofrecido por los Malditos.

Se me está antojando cambiar la música piscodélica de Pink Floyd que me ha servido como back ground para este escrito, por alguna interpretación de La Castañeda, La Lupita, Santa Sabina, El Personal, Botellita de Jerez, La Cuca o Tijuana No. No importa si es la edad, la nostalgia o el gusto por un repertorio limitado; mi necesidad en este momento es la misma de hace dos décadas: Nothing’s gonna change my world.

1 comentario:

azg12 dijo...

Los "covers" han sido un recurso usado por casi todos los artistas. Desde los Rolling Stones haciendo el obligado cover de Bob "Like a Rolling Stone", de Bob Dylan, hasta U2 haciendo su versión propia de Helter Skelter, original de Paul Mc Cartney.

En muchos casos, los covers pueden ser grandes nuevas versiones y resulta muy dificil elegir cuál es la nueva versión entra la "nueva" y la "vieja".

Sin embargo, desde los años noventa y aún más en la presente decada, se abusó del uso del cover, que paso a conventirse en una tapadera a la falta de talento, creatividad y calidad de muchos, pero muchos cantantes y productores. Ahora cualquier escuincle bonito sin talento alguno canta una nueva versión de un "hit" de hace 20 años, y con eso pretende "lanzarse al estrellato".

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