sábado, 28 de junio de 2008

El Expreso Teotihuacano, nuevo proyecto de transporte turístico


Publicado por la revista México Desconocido

Se trata de un nuevo sistema de comunicación entre la ciudad de México y la zona arqueológica que comenzaría a funcionar en el mes de noviembre, con un costo por viaje de $ 250 a $ 450.

Un tranvía de origen estadounidense cuyo funcionamiento estuvo vigente a principios del siglo XX podría convertirse en el nuevo medio de transporte turístico entre la ciudad de México y la zona arqueológica de Teotihuacan, de acuerdo con estimaciones realizadas por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del Valle de México y la empresa Ferro Valle.

La idea original plantea la inversión de US$ 6 millones en la construcción de una estación que se ubicaría en la colonia Polanco de la ciudad de México, así como en la remodelación de la vieja estación de trenes de Teotihuacan. El presupuesto incluiría también la habilitación de 15 vagones con capacidad para 70 pasajeros con aire acondicionado, sanitarios y sistema de entretenimiento para niños.

Solo 12 de sus 15 vagones serán destinados para los pasajeros, ya que también habrá un coche comedor, otro coche bar y un vagón especial para niños, con juegos interactivos y todo tipo de entretenimiento. Asimismo, a bordo habrá una tienda de souvenirs y artesanías.

Se espera que la puesta en funciones de este proyecto comience en noviembre de este año, de tal modo que coincida con la celebración del centenario de la Revolución Mexicana y con los primeros cien años de la estación de ferrocarriles de Teotihuacan, la cual fue inaugurada por Porfirio Díaz en 1910.

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miércoles, 25 de junio de 2008

De Tepito a Tepisur



El vocablo Tepito lo escuché por primera vez recién ingresado a la primaria. No me sugería ningún barrio, más bien sonaba como los albures que torpe, pero alegremente, practicaba con mis compañeros a la hora de recreo. No era el único que vivía en ese error, recuerdo a varios camaradas recurrir al término Tepito para contrarrestar el vamos a Tecojorita, que nos aplicaban los más experimentados del grupo.

Papá hizo menor mi ignorancia por accidente. Un día le escuché pronunciar Tepito en una conversación y, viniendo de labios de mi progenitor, no podía tratarse de una palabrota, así que me animé a preguntarle sobre el significado de la misma, aunque confieso que estuve a punto de recetarle un vamos a Tecojorita, por llevado.

Papá me contó del barrio bravo; del tiangius donde se comerciaba fayuca; de su relación con el Atlante, el equipo de pueblo; de sus personajes como el boxeador Rubén “Púas” Olivares, y terminó diciéndome que yo no tenía nada que hacer por ahí. Mi instinto, siempre superior a mi parte racional, supo que algún día pisaríamos esos rumbos.

Ya adolescente vi la película Chin Chin El Teporocho, dirigida por Gabriel Retes y basada en la novela homónima de Armando Ramírez, donde se retrata al barrio de Tepito durante la década de los 60. Tuve que leer la novela para saciar el morbo despertado por el filme y luego atreverme a conocer el barrio en vivo y a todo color. Ahora que, el motivo real, además de la curiosidad, era mi interés en la compra de discos de rock, pues como es sabido, a inicios de los 80 los conciertos y la música de este género entraban con cuentagotas a México. Un cuate me platicó que en Tepis vendían música de todo: Led Zepillín, Jetrho Tull, Pink Floyd, Yes, Alan Parson, The Who y una bola más de rockeros, así que hicimos la peregrinación a ese Sodoma y Gomorra de la capital, en busca de música y playeras que le contaran a los otros de la secu, de que lado mascaba la iguana.

“Yumbina... tinta china... huevos de caguama!”; gritaban a todo pulmón jóvenes que recorrían el tianguis portando su mercancía en un carrito de supermercado. Y todo era barato; bueno, casi todo, menos los discos que fuimos a comprar porque entonces todavía no existía la piratería y los cidís formaban parte de un mundo futurista apenas descrito en Stars Wars. Así que a caerle con los ahorros porque los acetatos eran producto de importación y no se conseguían por ningún otro lado, a menos que uno se lanzara a Hip 70 y pagara casi el doble.

Además de los LP’s, uno podía hacerse de unos Converse de lona originales, nada de copias pirata. Luego hubo mayor variedad y el bachillerato exigía Vans, Reebok, Nike y jeans, esos sí de dudosa reputación, de preferencia Levi’s, jamás Sergio Valente, Gloria Vanderbilt u otros con nombre de estética para señoritas.

Pasado un tiempo, mi gusto por el heavy mezcal tuvo el agrado de saciarse en Discolandia, Aurrerá y Sangrons. El rock es cultura y deja más que la agricultura había incursionado al imperio de la industria discográfica en México y las expediciones a Tepis cesaron, sobre todo porque los últimos Vans que compré, color verde agua, recuerdo muy bien, fueron a parar a pies ajenos. Apenas habíamos dejado el tianguis y enfilado hacia el Zócalo cuando zas, cinco-seis tepiteños menores de edad pero mayores en mañas, nos dieron alcance y se apropiaron de mis tenis, lo del pasaje y el vestido de jarocha que un amigo había comprado en la Lagunilla para que su hermanita bailara el 10 de mayo.

Regresé a Tepito muchos años después; el tianguis había cambiado visiblemente y el popular apócope Tepis había sido sustituido por Tepisur, para darle catego al comercio ante la llegada de los grandes shopping centers. Cuestiones de mercadotecnia. Pero mi visita ya no era en calidad de consumista, en ese entonces estaba preparando un proyecto con niños de distintos puntos de la República, y en la Ciudad de México el destino me llevó de regreso al popular barrio de la Colonia Morelos. Así conviví brevemente con los impulsores de la revista local Desde el zahuán, y con un grupo de artistas plásticos que, agrupados bajo el emblemático nombre de Los Olvidados, tenían como objetivo trabajar con infantes para estimularlos creativamente y así evitar que ingresaran a las filas de la delincuencia, la drogadicción y la nada.

Los Olvidados contaban con mucho optimismo y escasos recursos para su labor, sabían que la batalla estaba casi perdida pero se negaban a tirar la toalla. La fayuca cedió el paso a la piratería, el tráfico de armas y el narcotráfico. Los dividendos de las nuevas actividades tepitenses permitieron su consolidación de tal manera que, cuando las autoridades por fin quisieron intervenir, fueron recibidas por los locales a punta de bala. La feroz reyerta no fue una muestra representativa del alma que caracterizó al barrio bravo de antaño, sino al emporio del crimen organizado que hoy se encomienda a la Santa Muerte, cuyo culto es aún mayor en norte del país, donde también se venera a Jesús Malverde, el Santo de los Narcos.

Afortunadamente no todo es desolador en el barrio, ahí están sus escritores, sus cronistas, el grupo teatral Tepito Arte Acá, la porra del Aclante, Los Olvidados, sus boxeadores y hasta Cuauhtémoc Blanco, excelente futbolista y golpeador de mujeres.

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lunes, 23 de junio de 2008

El barrio que venera a la Santa Muerte


Reportaje publicado por el diario El País de España
Por Francesc Relea

Bienvenidos a Tepito, en el centro de México DF. Uno de los barrios más peligrosos de América. Bautizado como “fábrica de delincuentes”. Una explosiva mezcla de contrabandistas, ‘narcos’ y comerciantes piratas con algo en común: su culto a una Virgen calavera.



Aquellos que no conocen Tepito no conocen México, dicen con orgullo los vecinos del barrio más bravo del país. Los tepiteños se revuelven contra la maldición de vivir en el territorio más peligroso, reducto del narcomenudeo (tráfico de droga), la fayuca (contrabando), los tianguis (mercado ambulante) y la piratería (venta de mercancía falsificada). En Tepito es posible comprar de todo. Desde marihuana y cocaína hasta un fusil AK-47, el arma más usada por los sicarios. Y por supuesto, todo tipo de productos de dudosa procedencia, ropa, complementos, películas en DVD, discos compactos… Sólo es cuestión de precio. Todo ocurre en pleno centro de la gigantesca capital mexicana, a 15 minutos del Zócalo, el corazón de la ciudad.

Las incursiones de la policía en el barrio suelen degenerar en batallas campales. La última fue el 22 de abril y duró hasta altas horas de la madrugada. Medio millar de agentes se incautaron de 150 toneladas de perfumes de contrabando, pero para lograr su objetivo tuvieron que doblegar la tenaz resistencia de grupos de jóvenes que quemaron vehículos y levantaron barricadas.

Una de las primeras medidas del jefe de Gobierno (alcalde) de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard, en febrero de 2007, fue la expropiación de un predio de Tepito conocido como El 40, que culminó con un espectacular operativo policial para desalojar y demoler 144 viviendas. Según las autoridades, era el mayor centro de distribución de droga, donde se comercializaba diariamente más de media tonelada de marihuana y entre siete y ocho kilos de cocaína, es decir, el 10% de la droga que se distribuye a escala minorista en la Ciudad de México.

El alcalde destaca la importancia de la cultura popular que genera un barrio tradicional y con historia propia como Tepito. Pero no minimiza su cara más negra. De los 38.000 habitantes, unos mil están presos. Si se añaden los que han pasado por la cárcel, la cifra es alarmante. “La densidad de criminalidad es muy elevada”, dice Marcelo Ebrard, que no duda en calificar Tepito de fábrica de delincuentes.

“No somos la lacra de la sociedad”, replica con mala cara Alfonso Hernández, cronista de Tepito y director del Centro de Estudios Tepiteños. Aquí nació hace 63 años Hernández, quien no tiene título académico y dice ejercer la profesión de hojalatero social. En su oficina de la calle Granaditas, rodeada de puestos de venta ambulante, habla animadamente del barrio que “mejor ha resistido la embestida de la modernización urbana a la hora de implantar nuevos patrones en las costumbres”.

El cronista ha escrito sobre la supervivencia del barrio en estos términos: “En la historia de la ciudad, Tepito lo ha sido todo. Barrio indígena y arrabal colonial, abrevadero cultural de los chilangos, semillero de campeones, atracadero urbano de barcos, ropero de pobres, lupanar metropolitano, tianguis y tendajón de sobrinas, refaccionaria automotriz de gabachas y europeas usadas. Reciclador de conciencias e inconsciencias, tendedero existencial de propios y extraños”.

Hay que remontarse a tiempos prehispánicos para encontrar los orígenes de Tepito y de la fuerza y bravura de sus moradores. Aquí se atrincheró Cuauhtémoc, el último rey azteca, 93 días durante el sitio de Tenochtitlán, en una feroz resistencia a las tropas de Hernán Cortés. “Fuimos el primer barrio que empezó a defender su solar nativo con un discurso artístico y cultural”, explica Hernández.

Un recorrido por las 50 manzanas de Tepito da la razón a Fernando César Ramírez, creador de la revista Desde el Zaguán y de varios proyectos culturales, que escribió: “El tianguis se ha tragado todo”. Aceras y calzadas de calles enteras desaparecen bajo el colorido de los toldos que cubren los innumerables puestos de venta ambulante. Tepito no es lo que era. El barrio ha cambiado radicalmente, dicen los más viejos del lugar cuando recuerdan con nostalgia las cantinas, cines, tiendas, tlapalerías y fondas que ya no están. El comercio informal tiene la culpa de su desaparición. Calles, plazas, viviendas y comercios son ahora “bodegas”, almacenes para guardar mercadería. “Ha llegado de distintas partes gente extraña que se ha adueñado del lugar del tepiteño en el comercio, en sus casas y en liderar a su gente”, dice Alfonso Hernández.

Ocultos dentro del laberinto casi impenetrable de los tianguis hay “laboratorios” de falsificación de discos compactos y DVD. Hemos entrado en las entrañas de la piratería, convertida en amortiguador social por la sociedad del espectáculo. Se trata de vender equipos de audio y vídeo baratos para tranquilizar al personal. Se fomentan consumidores compulsivos, después ya veremos qué hacemos con ellos. “La piratería es otra droga”, esgrime el cronista de Tepito. “El objetivo es que la gente deje de ser pueblo y se convierta en público consumidor”. Se abarata el mercado, donde las ganancias son en centavos.

Cada miércoles, la calle de Tenochtitlán se convierte en un mercadillo de ropa a peso. Una camisa, un pantalón, una falda o una chaqueta se venden a un peso (0,06 céntimos de euro). Un par de zapatos cuesta tres pesos (0,17 céntimos). Los compradores rebuscan entre montañas de ropa usada, limpia y, en algunos casos, de marca. Arnulfo Rosas tiene un puesto de venta en este ropero de los pobres. Desde hace 19 años compra ropa de segunda mano en grandes cantidades a los ayateros, que la consiguen en colonias de clase media y baja a cambio de loza o cristalería. Es uno de los oficios más antiguos de Tepito, en vías de extinción.

En un almacén cercano está la zona de los salderos. Aquí, ropa y zapatos de temporadas anteriores se venden a menos de la mitad del precio original. Las zapatillas de deporte están rebajadas de 500 a 250 pesos. Carlos Hernández, secretario general de la zona saldera, explica que la clientela viene de todas partes de la ciudad. “Somos un regulador del mercado entre Santa Fe (zona de alto poder adquisitivo) y Tepito”, comenta. Los salderos y los vendedores de ropa a peso son elementos residuales de lo que un día fue el barrio, cuando vivía de comercializar cueros, prendas de vestir y utensilios usados, para convertirse en un centro de distribución de piratería y estupefacientes. La entrada de la fayuca, hace 60 años, alteró el paisaje radicalmente.

Hasta aquí la descripción del barrio más controvertido de México, el más chilango y el más bravo de todos. Es hora de hablar de sus gentes. El fotógrafo Francisco Mata ha retratado a una amplia representación de tepiteños, que por primera vez salen a la luz para mostrar sus rostros, atuendos, tatuajes, cicatrices, costumbres y hablarnos de sueños y preocupaciones. Viven en las entrañas del barrio, y desde las páginas del libro Tepito ¡bravo el barrio! ayudan a comprender con sus rostros y sus palabras lo que se cuece hoy en Tepito. Hemos ido en busca de algunos de ellos.

“Me siento muy orgulloso de tatuar a gente que ha hecho historia en Tepito. Han pasado de todo, buenos o malos, de todo he tatuado”. José Luis Peña Jaramillo, de 48 años, conocido como El Socio Tatuador, ha dejado su huella en la piel de más de 20.000 personas. “En Tepito he hecho la gran mayoría de tatuajes. He enseñado a muchos que se fueron a trabajar a otras partes de la república. Soy uno de los pioneros en México y fui el primero que trajo al Distrito Federal máquinas profesionales y pigmentos de color”.

Todo empezó en California, donde pasó la adolescencia y parte de la juventud. Era un muchacho de 10 años cuando se hizo el primer tatuaje con unos amigos: una hoja de marihuana. No tuvo una vida fácil en Estados Unidos. Se metió en problemas –delitos graves, dice– que le llevaron a la cárcel, y tiene vetada la entrada en aquel país. Tiene un hijo soldado que acaba de regresar de Irak. Desde los 20 años vive en Tepito. “Es un país dentro de México”. “Hay centroamericanos y de todas partes de la república. Es difícil describir Tepito en pocas palabras. Puedes encontrar desde prostitución, droga y asesinatos hasta los intelectuales que han resaltado en muchas cosas”.

El Socio Tatuador opina que es exagerado decir que es el barrio más peligroso del mundo. “Nueva York tiene unos barrios… Y Los Ángeles, Chicago. Y España. Sí siento que es el más peligroso de México. Ha superado a un barrio de la ciudad de Tijuana, pegado a la frontera”.

José Luis Ponce de León, 49 años, posa pacientemente para el fotógrafo. Muestra orgulloso su cuerpo, decorado en un 90% con motivos orientales, prehispánicos y de la cultura de Estados Unidos. Es el hombre más tatuado de América Latina, desde Tijuana hasta la Patagonia, según sus datos, y vive en Tepito. Sólo le queda el rostro sin tatuar. No por mucho tiempo. “No me interesa lo que opine la gente”, advierte. “Siempre he dicho que voy a tatuarme al cien por cien. Sé que en México no está bien visto. Pero cuando ya te conocen y empiezas a platicar con la gente, se rompe el hielo. Que alguien tenga algún tatuaje no tiene que ver con si es buena o mala persona. No he cometido ningún delito y estoy todo tatuado”.

Cuenta que “desde chavo” tenía la idea de tatuarse. Era muy difícil, porque el padre, de formación militar, no estaba dispuesto a permitirlo y lo sacó del barrio. “Cuando regresé a Tepito busqué a un tatuado, hasta que encontré al Socio. Le platiqué mi idea, y de ahí a la fecha ha sido el único que me ha tatuado. Desde hace más de 10 años, cada sábado, un tatuaje”. ¿No hay que dejar descansar la piel? “Pues sí, pero si me hacía un tatuaje en el brazo, luego me lo hacía en la espalda, o en la pierna, y así iba por diferentes partes”.

José Luis Ponce estudió periodismo y trabajó como locutor en radionovelas y doblajes. Está decidido a dejarlo todo por el tatuaje, su pasión. “Voy a agarrar mi equipo, mochila al hombro, y empezar a viajar, tatuando. Hasta donde llegue”.

En los últimos tiempos, Tepito ha suscitado el interés de antropólogos sociales, investigadores, devotos, impostores y curiosos de diverso pelaje. Y no por la violencia, el narcotráfico o la piratería, sino por el culto a la Santa Muerte, que crece día a día. A la postre, es otro motivo para excomulgar el barrio desde las mentes biempensantes.

El primer martes de cada mes, miles de personas se concentran en la Calle 12, entre Mineros y Panaderos. Llegan desde distintos rincones de la Ciudad de México y alrededores para rezar el rosario ante la Santa Muerte. A las siete de la tarde, la cola es interminable. “Sean breves, por favor. Sólo entrar y salir”, se desgañita doña Queta, la maestra de ceremonias, entre música de mariachis y consignas más propias de una manifestación que de una celebración religiosa. “Se siente, se siente, la santa está presente”. Los fieles llegan hasta el altar de la Santa Muerte, tocan el vidrio, se santiguan y dan media vuelta. El escenario está repleto de imágenes e iconos de la Santa Muerte, y de ofrendas como flores, velas y botellas de tequila y whisky.

Centenares de manifestantes ataviados con tatuajes, medallas, escapularios con una calavera, o transportando la imagen de la muerte desfilan como si se tratara de la Virgen de Guadalupe en una procesión de Semana Santa. La devoción a la Santa Muerte ha adquirido notoriedad en diversos puntos de México, donde la imagen permanecía oculta en hogares, pueblos e, incluso, algunas iglesias. Los detractores identifican a estos devotos con el mundo del crimen, y es cierto que narcos, políticos y delincuentes rinden culto a la Santa Muerte porque, a fin de cuentas, “no juzga a nadie”. En Tepito hay de todo. Entre los devotos de la Santa Muerte puede haber desde la señora que reza por la salud de su hijo gravemente enfermo, hasta el tipo que la víspera de cometer un delito pide ayuda a la Santa Muerte para que todo le salga bien. El escritor Homero Aridjis, estudioso del fenómeno, describe la veneración a la Santa Muerte como “un sincretismo de la tradición religiosa europea que llegó a México con los españoles, o sea, la tradición cristiana, con los cultos mexicanos a la muerte”.

Algunos de los asistentes rocían el ambiente con aerosoles. “Abre camino” para darle “buenas vibras a la santa”. Chamanes improvisados limpian con humo de puros habanos la imagen de la Santa Muerte. No faltan a la fiesta jóvenes mareros (pandilleros), tatuados, colocados con cerveza, marihuana, pegamento y otras sustancias poco recomendables. Hay buenos y malos. Algunos, muy mal carados. Todos con la santa. “Le debemos un respeto”.

Está a punto de empezar la misa y doña Queta anima al personal: “Alabí, alabá, alabim, bomba. La santa, la santa, ra, ra, ra”. El oficiante pide permiso a Dios “para invocar a la Santísima Muerte, nuestra niña blanca”. “Santísima Muerte, quita todas las envidias, trae la luz para los malos espíritus…”. Los asistentes repiten la plegaria. Piden también por “los hermanos que están en cárceles y presidios, que son muchos”.

Enriqueta Romero, doña Queta, de 62 años, madre de siete hijos, con 58 nietos y 18 bisnietos, puso el primer altar a la Santa Muerte en Tepito hace siete años. Ahora hay unos 1.500 en toda la Ciudad de México, especialmente en colonias como Iztapalapa e Itztacalco. “Soy devota de la Santa Muerte desde hace 49 años. Para mí, es un rayo de luz muy grande. Claro, que te voy a decir una cosa: primero Dios y después la Santa Muerte”, dice en su declaración de principios. ¿Y la Virgen de Guadalupe? ¿Es compatible con la Santa Muerte? “Para mí, sí. Yo salgo mucho a la calle, voy al centro, y soy de las que si veo una iglesia, entro y le doy gracias a Dios por todo lo que me ha dado. Y luego veo a la Virgen de Guadalupe y veo a San Juditas, y les doy gracias. Y llego a mi casa y visito a mi niña y le digo: ‘Ya llegué, bonita”. La relación con los narcos no es ninguna leyenda, confirma doña Queta. “Ellos creen en la Santa Muerte. Nadie les quita su derecho a creer en algo, para lo bueno y para lo malo. Todos podemos creer en ella, todos”.

El Tirantes. Arturo Ayala Plascencia, de 57 años, es uno de los personajes genuinos de Tepito. Suele vestir el clásico pachuco –traje de solapa ancha y pantalón holgado–, con camisas vistosas y tirantes, que hacen honor a su apodo. “Me molesta que la gente se arregle sólo cuando va ir a un baile. No debe ser así, por el simple hecho de que la gente siempre te ve. Por eso a mí me gusta estar siempre presentable, siempre bien vestido”.

El Tirantes se siente “muy orgulloso de haber nacido en la Rinconada, que está justamente a un costado de la iglesia de San Francisco de Asís. Y ese sitio está considerado el lugar de origen de Tepito”. “Yo soy comerciante, hermano, vivo del comercio. Fíjate, que, bendito sea Dios, mi mamá tenía un puesto de legumbres en el mercado de Tepito”. Una vida ajustada hasta que irrumpió la fayuca (contrabando). “Afortunadamente, a los 20 años me hice fayuquero y pude sacar a mis nueve hermanos del mercado. Ahora son unos prósperos fayuqueros”. Hoy todavía mantiene su puesto en el mercado, donde vende discos “de pasta”. ¿La piratería ha desplazado al contrabando? “Lo que pasa es que incursionaron los coreanos, los panameños, los chinos… Tepito se convirtió en internacional. ¡Pues sí, hermano!”.

El Mago. Cada día a la hora del almuerzo, un tipo alto y delgado, con una cola de caballo interminable y una baraja de cartas en la mano, recorre las mesas del Correo Español, uno de los restaurantes más clásicos de Tepito. Es Carlos Suárez del Solar, más conocido como El Mago. Estudiaba diseño industrial en la Universidad Iberoamericana hasta que lo dejó por la prestidigitación, la cartomancia y la hipnosis. “Son tres ramas que he ejercido profesionalmente durante 49 años”. “La vida nos va colocando en oportunidades y uno las toma o las deja. A mí me puso en mi verdadera vocación”.

Madraque fue su maestro y guía, que le impulsó a dejarlo todo por la magia. Eso fue en 1959. Hasta hoy. ¿Qué es la magia? “La magia existe y no existe. Está en cualquier persona, y la puede traer uno. La gente no comprende lo que son los trucos con las cartas, pero es habilidad manual. El día a día es un truco, el salir adelante. Me fascina cómo se sorprende la gente. Después de 49 años me sigue encantando lo que hago, asombrar a la gente. La mía es una profesión muy sui géneris que me ha recompensando muy bien.

El Mago lleva 12 años en el barrio. Cuando le contrataron no creían que aguantaría más de tres meses. “Me gusta la gente de Tepito. Los oriundos de aquí son gente excelente. Desgraciadamente, la mala publicidad de los medios mancha este concepto, por todo lo que hay, por todo lo que rodea. Han satanizado Tepito por el narcomenudeo y porque había que elegir un lugar para el discurso del día a día de los políticos. Le tocó a Tepito”.

La fuerte tradición del boxeo y la lucha libre en Tepito tiene que ver con el origen del barrio, estrechamente vinculado con el comercio de artículos usados y robados. “Con una vida así hay que ser bueno para los golpes”, dice en el frontón Las Águilas Octavio, El Famoso, Gómez, “y empiezan a surgir los gimnasios”. Muchos de los boxeadores eran pequeños delincuentes. Hay un gran respeto a los boxeadores, sobre todo a los ídolos y campeones. Con el tiempo, viene una etapa de cambio en el comercio urbano. Entra la mercancía ilegal y se infiltran los narcomenudistas.

El Famoso Gómez lo tiene claro: “La droga es el mayor problema de Tepito y de otros barrios de México”. Empezó a boxear en 1955. Sus ídolos eran Raúl Macías, que llegó a campeón del mundo de los pesos gallo en los años cincuenta, y José Medel, campeón en los años sesenta. “Tuve un buen profesor, me hizo estrella del boxeo”. Peleó en tres categorías y derrotó a campeones como Rafael Herrera. Cuando colgó los guantes se dedicó a la farándula, fue actor de teatro y cine. Ahora tiene unos 20 alumnos en el gimnasio, pero “ninguno con madera de campeón; es tan difícil como encontrar un policía honesto en México”. Un jefecillo del mundo de la droga llamó un día al Famoso Gómez. “Pretendía que sacara a los chavos (muchachos) del gimnasio. Quieren que en Tepito sólo tengamos fama de la mala, no de la buena”.

En el Gimnasio Morelos, varias chicas entrenan para ser campeonas algún día. Un cartel del Consejo Mundial de Boxeo colgado en una pared advierte: “Cuidado con las drogas”. Alma González Torres, de 43 años, le pega duro al saco de entrenamiento. “Hace 10 años vine aquí por primera vez con un hijo, para que entrenara y supiera lo que es la disciplina. José Medel era uno de los profesores”. Alma ha peleado 14 combates y quiere entrenar a otras chicas. Todo un desafío en un barrio duro y complicado. “Hay redadas constantemente, la policía nos desaloja el deportivo. Los jóvenes se alejan del boxeo, sólo piensan en la parranda y los desmanes, y se vacían los gimnasios”.

Ubicado en el segundo perímetro del centro histórico, Tepito bordea el corredor turístico catedral-basílica y corre el riesgo de ser presa de la especulación inmobiliaria. Una exposición sobre el barrio lleva por título: Tepito, quieto como un resorte, pero listo como una cerilla. Es un refugio de delincuentes, sí, y también de la creatividad, donde se recicla el lenguaje, el pensamiento y los objetos usados. Aquí se puede conseguir de todo, pero se paga más caro que en ninguna otra parte el impuesto a la ingenuidad.

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jueves, 19 de junio de 2008

Endurece UE la política antindocumentados


Artículo publicado en el diario La Jornada
Por Armando G. Tejeda (Corresponsal)


Madrid, 18 de junio. El Parlamento Europeo aprobó sin modificaciones la Directiva Retorno, que afectará a todos los inmigrantes sin papeles en cualquier país de la Unión Europea (UE), toda vez que permite la privación de su libertad hasta por 18 meses sin proceso jurídico mientras se tramita su expulsión; además, amplía a cinco años la prohibición para volver a Europa y permite la expulsión de menores sin familia.

Estas medidas, que deberán adoptar los 27 países que integran el bloque europeos con el objetivo de homogeneizar su estrategia frente a lo que denominan “inmigración ilegal”, deberán entrar en vigor en un plazo de dos años y afectarán a ocho millones de personas, de las cuales más de 30 por ciento proceden de América Latina, además de África y Asia, según estimaciones de diversos organismos internacionales.

Los debates se prolongaron tres años

Luego de casi tres años de debate, el Consejo Europeo aprobó la medida a comienzos de mes, tras lo cual la propuesta de ley se trasladó al Parlamento Europeo, en Estrasburgo, Francia, que la aprobó con 369 votos en favor, 197 en contra y 106 abstenciones, gracias a una alianza entre conservadores, liberales y euroescépticos y las divisiones del grupo socialista.

Los conservadores votaron en favor de la medida, sobre todo porque va en concordancia con su ideario en esta materia, aunque se aplica con más severidad en países como Francia o Italia, donde inclusive se persigue y se expulsa a ciudadanos de la UE.

El bloque de los verdes y la Izquierda Europea, integrados por formaciones progresistas, votó en contra al sostener que con esta normativa se “traicionan las raíces” de la propia UE y se atenta contra los derechos humanos y las convenciones internacionales en diversas materias, desde el derecho al trabajo hasta los de los infantes.

Pero el bloque que permitió que se aprobara la normativa fue el socialista, que llegó dividido a la votación y con el influyente grupo español en favor de la medida.

El eurodiputado italiano socialista Claudio Fava, que conoce de primera mano los estragos que provocan medidas como esta, calificó la Directiva Retorno de “aberración”, ya que además de permitir la reclusión sin garantías, también se “desampara” a los menores de edad.

Para la francesa Martine Roure es “inaceptable que se permita la deportación de menores sin familia a terceros países con los que no tienen ninguna relación”, mientras que el español de Izquierda Unida Willy Meyer dijo “no reconocerse en esta Europa que pretende deportar a ocho millones de personas recuperando la figura de la detención administrativa”.

Amnistía Internacional manifestó su decepción ante un texto que “no garantiza el retorno de los inmigrantes en condiciones de seguridad y dignidad, además de que sienta un precedente extremadamente malo para otras regiones del mundo, en tanto que SOS Racismo tildó de “vergonzosa la directiva que atenta contra los ideales de libertad y convivencia” en Europa.

En este contexto, más de 150 inmigrantes indocumentado africanos llegaron al archipiélago de las Canarias en tres pequeños botes pesqueros, con lo que ascienden a 262 las personas que llegan a las islas en estas condiciones en los dos días recientes.

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miércoles, 18 de junio de 2008

Entrevista a Felipe Calderón


Publicada por el diario El País de España.
Por Javier Moreno

De visita en España, Calderón (1962) repasa la guerra contra los carteles del narcotráfico que lanzó hace 18 meses, poco después de llegar al poder; las relaciones con sus rivales políticos, y explica sus proyectos de reforma.


Calderón recibe a EL PAÍS en una estancia de El Pardo, en Madrid, donde se ha alojado durante su visita oficial a España. Falta apenas una hora para que comiencen a llegar los invitados a la recepción que el presidente mexicano ofrece a los reyes de España. Y mientras los empleados del palacio deambulan atentos a los últimos detalles, la atmósfera no puede contrastar más crudamente con la realidad que describen las respuestas del presidente mexicano, una realidad -la de la guerra contra el narcotráfico- cuyas cifras provocarían un cataclismo en cualquier democracia europea: unos 4.000 muertos en menos de dos años, centenares de policías asesinados, el Ejército movilizado en amplias zonas del país.

El escaso respeto a los derechos humanos es un correlato indeseable y no menor de esta batalla contra los narcotraficantes. Las violaciones a los derechos humanos nunca han escaseado en la historia de México, pero a medida que el país avanza hacia la modernidad, sus coletazos más burdos resultan cada vez menos tolerables para una sociedad crecientemente global, consciente y harta de este anacronismo, herencia de 71 años de dictadura encubierta del PRI. A ningún observador atento le resulta extraño que los protagonistas de las páginas más recientes (y más escandalosas) de esta historia particular de la infamia resulten ser gobernadores del antiguo partido oficial.

El de Puebla, Mario Marín, a cuyo juicio político se negó la Corte Suprema por seis votos a cuatro, ha galvanizado a los activistas proderechos humanos, intelectuales y a la izquierda en general. Policías judiciales, bajo órdenes de Marín, detuvieron ilegalmente en otro Estado (Quintana Roo) a la periodista Lydia Cacho, que en un libro estremecedor había denunciado una red de pornografía y abusos sexuales a menores; la trasladaron a Puebla, donde fue amenazada de muerte y torturada psicológicamente hasta su liberación bajo fianza. La Corte Suprema no encontró motivos suficientes en noviembre pasado para perseguir al gobernador, ni hizo mención en su dictamen a los abusos sexuales a menores, pese a que la comisión investigadora del propio tribunal recogió varios testimonios de víctimas, niñas de 15 años.

El día a día más truculento de México, sin embargo, se escribe con el parte de la guerra a los carteles de la droga en la que se embarcó el entonces recién estrenado presidente, hace ahora 18 meses.

Pregunta. ¿Tenía idea entonces de la magnitud que iba a adquirir el problema?

Respuesta. Cuando llegué a la presidencia, su alcance era ya insostenible. Llegué al quirófano sabiendo que el paciente tenía una dolencia muy grave; pero al abrirlo nos dimos cuenta de que estaba invadido por muchas partes, y había que sanarlo a como diera lugar.

P. ¿Está o ha estado en juego la seguridad del Estado?

R. Si el Estado se define, entre otras cosas, como quien tiene el monopolio de la fuerza, de la ley, incluso la capacidad de recaudación, el crimen organizado empezó a oponer su propia fuerza a la fuerza del Estado, a oponer su propia ley a la ley del Estado, e incluso a recaudar contra la recaudación [oficial].

P. Usted ha asegurado que en México se han llegado a dar situaciones peores que en Colombia, que es un país en el que el Estado prácticamente dejó de existir en amplias zonas durante cierto tiempo.

R. No necesariamente peores. Estamos actuando a tiempo precisamente para evitar una descomposición y una pérdida de dominio territorial como los que llegó a sufrir Colombia en los noventa. Es algo que evitamos en México con los operativos conjuntos: el Ejército, las Fuerzas Armadas, la Marina y la policía para tomar pleno control territorial donde estaba resquebrajado.

P. Declarar una guerra tiene un problema de léxico: se gana o se pierde. ¿México está ganando la suya?

R. México tiene la estrategia correcta y ganará, por supuesto, esta guerra.

P. La estarán ganando, pero ya hay 450 soldados o policías muertos desde que empezó; sólo en la última semana de mayo han sido asesinados cuatro altos cargos policiales, entre ellos el responsable de la policía federal. Son cifras preocupantes.

R. Sí, son preocupantes. Pero advertí desde el principio de mi mandato a todos los mexicanos que ésta sería una batalla larga. Es un problema que se fue acumulando, anidando, tolerando, durante años, quizá décadas, y que tendría, por desgracia, el costo de pérdida de vidas humanas, como desafortunadamente las hemos tenido. Y el hecho de que hayan perdido la vida policías federales, soldados, policías municipales, es precisamente porque estamos enfrentando el problema; no lo estamos eludiendo, como pudo haber ocurrido en el pasado.

P. Para ganar necesita a Estados Unidos. Bush pactó con usted un plan [la iniciativa Mérida] cuya primera entrega se elevaba a 500 millones de dólares; la Cámara de Representantes lo rebajó a 400 millones; luego el Senado la dejó en 350, y ambos, Cámara y Senado, le añadieron condiciones que México debe cumplir, especialmente de respeto a los derechos humanos. ¿Le parece correcto?

R. Ha habido un proceso largo y complejo en el Congreso de Estados Unidos, pero parto del principio: la exigencia de México es que éste es un problema común que de hecho tiene su origen en el consumo del mercado más grande de droga, que es el de Estados Unidos, y que, en consecuencia, tiene una responsabilidad compartida y tiene que ser enfrentado de manera conjunta. Yo le voy a decir que en algunos borradores en la Cámara, y particularmente en el Senado, se habían introducido condiciones o elementos que eran inaceptables. Pero ahora, el lunes mismo de esta semana, se aprobó un documento en términos mucho más aceptables. Espero que se sostenga.

P. Miembros de su equipo han sugerido que México no estaba dispuesto a aceptar según qué condiciones.

R. Así es.

P. ¿Pero ahora sí cree que puede aceptarse?

R. Sí, si se sostiene el documento que fue aprobado esta misma semana en la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

P. Por su parte, su Gobierno se ha comprometido a aportar 7.000 millones en los próximos años: ése es un dinero que le deben aprobar los diputados.

R. Es lo que ya estamos gastando en seguridad.

P. Pero los presupuestos tendrán que aprobarse cada año. El líder de los diputados del PRI, Emilio Gamboa Patrón, ya ha mostrado sus reticencias. ¿Está usted en condiciones de asegurar que ese dinero saldrá aprobado en los presupuestos?

R. Lo que ocurre es que está ya previsto en los presupuestos y seguiremos escalando, independientemente de la iniciativa Mérida , porque necesitamos tener más recursos para la seguridad pública.

P. ¿Puede explicar si hay relación alguna entre la falta de mayoría de su Gobierno, es decir, la necesidad de alcanzar acuerdos con otros partidos, básicamente con el PRI [cuyos diputados lidera precisamente Gamboa Patrón] y la impunidad con que parecen actuar algunos gobernadores de este partido?

R. Hemos hecho un esfuerzo enorme de diálogo y de consenso, y hemos llegado a acuerdos con todas las fuerzas políticas, y con el PRI, ciertamente, pero no sólo con el PRI. Pero aquí voy a ser muy franco: primero, el PAN tiene una mayoría relativa bastante fuerte; contar con más del 40% de los parlamentarios no es trivial.

P. Me refiero a la mayoría absoluta que no tiene...

R. ... mayoría absoluta no la tenemos, pero hemos podido transitar a través de acuerdos. Sí busco el acuerdo y busco la coincidencia a favor del interés nacional; pero siendo específico en la respuesta para su pregunta, no negocio la impunidad de nadie a cambio de gobernar, y mi Gobierno, en el caso de los gobernadores...

P. ... yo diría que los gobernadores de Oaxaca y Puebla han sido los más...

R. ... en todos. En el caso de Puebla, nosotros estuvimos atentos al fallo de la Corte Suprema; y siempre lo dije, antes del fallo y después, que íbamos a acatar la resolución de los ministros del pleno. Y por otra parte, no obstante, el fallo de la Corte, la Procuraduría General de la República a mi cargo siguió las investigaciones y pidió ante un juez la consignación y la prisión, la orden de aprehensión para los [policías] judiciales involucrados. Independientemente de la Corte, nosotros seguimos persiguiendo lo que consideramos que es un caso criminal.

P. Pero desde su moral o ética personal, ¿está usted satisfecho con la resolución de la Corte Suprema en el caso de Lydia Cacho?

R. La consideración de mi Gobierno y de la Procuraduría General de la República es que hay la presencia constitutiva de delitos, y los estamos persiguiendo. Por desgracia, no hemos contado con el respaldo del juez ante quien hemos incoado la causa, pero seguiremos trabajando hasta el límite de los recursos legales del Gobierno federal para exigir justicia. En el caso de Lydia, a quien aprecio personalmente, y en todos los casos que se planteen ante la justicia federal.

P. Pemex entrega al Estado aproximadamente el 62% de sus ingresos totales. ¿Cree usted que una empresa así está en condiciones de asegurar su propio futuro? De hecho, tanto las reservas como la producción de petróleo están cayendo de forma estrepitosa.

R. Con las reformas que he propuesto al Congreso precisamente pretendo fortalecer Pemex desde diversos ámbitos: autonomía financiera y de gestión; transparencia, y consejeros independientes; y ojalá pueda ser aprobada por el Congreso.

P. ¿Cree usted de verdad que con esa reforma Pemex estará en condiciones de evitar situaciones absurdas como, por ejemplo, que el 25% de la gasolina que se consume en México, un gran productor, provenga de Estados Unidos?

R. El 40% de gasolina que consume México proviene del extranjero: España, India, Estados Unidos...; es absurdo. ¿Qué es lo que estoy proponiendo? En lugar de que Pemex tenga que desviar 10.000 millones de dólares, que es lo que cuesta una refinería, del corazón de su negocio, que es producir petróleo y gas, que pueda contratar una empresa que construya la refinería y la opere para Pemex y Pemex simplemente le pagaría el servicio de refinación. Podríamos procesar el crudo maya, que es un crudo muy pesado, difícil de procesar, garantizaríamos el abasto nacional, produciríamos combustibles más limpios, crearíamos más empleo en México y fortaleceríamos la financiación de Pemex. Entonces la respuesta categórica es sí.

P. ¿Y está igual de seguro de que el Congreso le va a aprobar esa reforma? Lo digo porque algo está fallando en la discusión. De hecho, usted ha declarado alguna vez, y cito: "Si la lógica imperara, la reforma ya habría sido aprobada hace tiempo". Tal vez ahí está funcionando alguna otra lógica.

R. En política concurren muchos elementos, entre otros la política misma: la política en este sentido, que es la disputa, la búsqueda por espacio y poder entre quienes toman decisiones en el Congreso.

P. En cualquier caso, Pemex parece formar parte de un cierto doble discurso en México en general, pero también suyo en particular: usted, por una parte, acusa a Estados Unidos de ir en contra de la apertura creciente del mundo actual al erigir un muro en la frontera, pero México mantiene cerrados o con fuertes trabas a las empresas extranjeras unos sectores -energía, petróleo, pero también medios de comunicación o telecomunicaciones- que asimismo suponen mantener una cierta cultura nacionalista y proteccionista en un mundo que efectivamente está cada vez más abierto. ¿No supone eso una contradicción, un doble discurso?

R. No, porque yo estoy en favor de la apertura y de la competencia. La verdad es que a mí no me parece una contradicción. Al contrario: busco que México sea una economía competitiva, generadora de empleo y soy alguien que impulsa decididamente la competencia y la inversión.

P. Barack Obama amenaza con suspender el TLC para exigir más protección a los trabajadores y al medio ambiente en México si gana las elecciones. ¿Le preocupa esta deriva proteccionista de Estados Unidos?

R. Sí. El neoproteccionismo que impera en los discursos, por lo menos de la política norteamericana, es una seria amenaza, no sólo para países como México, que una buena actividad de nuestra economía depende del comercio con Estados Unidos, sino que es una seria amenaza para Estados Unidos mismo

P. La política en América Latina parece gravitar entre dos polos: por una parte una socialdemocracia, digamos que con visión de mercado, representada por Chile o Brasil, frente a una izquierda nacionalista y autoritaria, de regreso al pasado, representada por Venezuela. En ese mapa, ¿dónde y cómo encaja México y su actual Gobierno del PAN [conservador]?

R. Precisamente lo que yo insistí ayer [por el miércoles, en un discurso pronunciado] en las Cortes [españolas] fue que el dilema de América Latina no es tanto entre izquierda o derecha, porque efectivamente, hay gobiernos teóricamente de izquierda que toman medidas moldeadas a favor del mercado y la inversión, como pueden ser Chile o Brasil, y hay gobiernos que teóricamente son de derechas, que toman medidas de un fuerte compromiso social, como puede ser el propio Gobierno de Uribe o de El Salvador. Yo no me considero un político de derechas. Alguna vez, en alguna entrevista que tuve la fortuna de tener con EL PAÍS hace más de una década, ya me asumí como un político de centro.

P. Alguna vez ha declarado incluso que iba a superar a Andrés Manuel López Obrador por la izquierda.

R. Efectivamente, lo estamos haciendo, porque tenemos una política social muy sólida y sin precedentes: por ejemplo, el seguro médico para una nueva generación, que impulsé, significa que todo niño mexicano tenga garantizado un seguro médico para ellos y su familia de por vida. México tendrá cobertura universal de salud. Y eso no es una bandera de izquierdas, es simplemente una responsabilidad humana y social a la cual siempre me he sentido comprometido.

P. Ese proyecto suyo como presidente, ¿no le supone ningún conflicto con su partido, que históricamente ha sido muy conservador, de fuerte raigambre católica y contrario por instinto a muchos derechos ya asentados o que comienzan a asentarse en Occidente, como el aborto, los anticonceptivos o el matrimonio homosexual?

R. Concretamente, refiriéndome al tema social, siempre he tenido un sólido compromiso con la justicia, desde siempre, y ahora como presidente lo estoy llevando a plenitud. Pero vuelvo a mi tema: el dilema que he planteado en las Cortes, en América Latina, no es entonces entre izquierda o derecha, la disputa es entre pasado y futuro, entre el pasado en términos económicos, con economías cerradas, centralizadas, o bien con mercado, competencia e inversión. El pasado en términos políticos son autoritarismos o personalismos, o el futuro, que es democracia y respeto a los derechos humanos.

P. ¿Cómo ve las elecciones legislativas del año que viene?

R. Competidas. Los resultados hablan de las estrategias, ¿no? El PRD se ha desplomado en las preferencias electorales en todo el país.

P. ¿Y cree que el PAN tiene posibilidades de lograr la mayoría?

R. Hay posibilidades, pero eso le toca elegir a los electores. Pase lo que pase, seguiré siendo un presidente que convoque al diálogo y seguiré impulsando cambios para México, reformas que ni siquiera se habían intentado en más de una década.

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Declaración de fe y sobre todo AMOR A MÉXICO


Mi amiga Claudia Corral me exhorto a ver "De la Sumisión a la Participación Ciudadana", un discurso de la académica y periodista mexicana Denise Dresser en el pasado Encuentro Empresarial Coparmex Cd. Juárez el 12 de Octubre del 2007.

La doctora Dresser nos habla de los males y maldiciones que sufre México, incluyendo la mala educación, el petroleo y la migración. Las estadísticas que presenta provocan e incitan al cambio.

Participación, acción, educación, merito, desarrollo, dinamismo, coraje moral, declaración de fe y sobretodo AMOR A MÉXICO. Estas son las palabras que generaran ese cambio.

Yo también los exhorto a que con una mente abierta vean o escuchen el discurso. Los invito también a la reflexión: como desde Noruega podemos participar en ese cambio? que podemos aprender de Noruega, que también tiene esa maldición del petroleo?

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martes, 17 de junio de 2008

No voy en tren, voy en...


En uno de esos días de verano, cuando resulta casi obligatorio viajar a los lugares de veraneo en "la Nor-bella", perdón Noruega, he decidido aprovechar de las ventajas y bondades que ofrece el bellísimo viaje en tren.

Antes de llegar a la estación de trenes he pensado en lo maravilloso que es disponer de asientos exclusivos para padres que viajan con sus pequeños, y lo exquisito, el disfrute y el deleite de todo lo que se puede hacer mientras se viaja junto a otros niños: comer, hablar, caminar, jugar, dormir leer,etc.

Es un viernes por la tarde, la estación central parece reventar, casi una experiencia similar a la del metro Balderas a las 10 de la mañana. Cuando intento llegar al andén de salida, me doy cuenta de que hoy nada funciona con precisión y yo también voy tarde.

Hay muchísima gente; gente demorada, gente apresurada por doquier. Todos estan amontonados para treparse al tren a sabiendas de la jerarquía que implica el llegar antes que los demás. El hecho de llegar a buen tiempo es un requisito para obtener asientos y así asegurarse un delicioso y placentero lugar.

Hay tanta gente que casi es imposible leer los letreros que indican el vagón correcto, el vagón para niños. Cuando por fin lo puedo ver y logro entrar con todo y carreolita, me doy cuenta de que los asientos reservados estan todos ocupados, y no precisamente por padres de niños pequeños o en el último de los casos adolescentes, sino todo lo contrario. Intento tener contacto con los pasajeros mal ubicados, y me es imposible, ni siquiera una mirada de esas esquivas que abundan en el transporte colectivo. A nadie parece importarle.

No hay más remedio que decirles; disculpen estos lugares son exclusivos para pasajeros infantiles.

Al fondo hay un anuncio que claramente indica que los asientos son para los niños a la vista de todos. Pero nada, no hay respuesta, a cambio recibo indiferencia. Un silencio, de esos grandes , escurridizos, que lo único que permite es el mínimo intercambio de miradas. Pero de los lugares nada, seguimos igual. Solo miradas, gestos, inconformidad. ¿Por qué tengo que ceder mi asiento si llegué primero y ya estoy comodamente sentado?, esa es la actitud.

Sin más y digo; alguién debe moverse, estos lugares son para los niños.

De muy mala gana, se levanta el único hombre de la escena y se va. Las demás todas son mujeres, y entre ellas se miran como si se hubieran salvado de algo terrible, pero permanecen sentadas, se quedan allí.

El viaje sigue y en la siguiente parada suben más padres con sus hijos, se repite la misma escena, y en la que sigue otro par de niños y lo mismo. Ya no hay más lugar. Es mejor sentarse donde sea con los niños y hasta las mascotas.

Pero aquéllas mujeres van comodamente sentadas, con un gesto que muestra vergueza, pero sin hacer el mínimo esfuerzo para ceder el lugar que no les corresponde. Los empleados del tren, parecen inexistentes y se esfuman entre tantos pasajeros que parados, sentados o acostados en el piso se derriten del calor y del malestar de ser parte de toda esa gente.

Después de un rato, el ambiente infantil permite romper con la escena y se interactua con un par de juegos, algunos cantos y uno que otro llanto que mantienen tan vivo el lugar, como el calor con que se vive.

A pesar de tantas fallas poco frecuentes, volteo a ver la autopista, que paralizada muestra internimables hileras de autos, que comienzan a avanzar a vuelta de rueda, y parece que nunca podrán llegar.

Y al final me alegro tanto de ir tan tranquilo, con toda esa gente, en mi viaje de verano tren...

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lunes, 16 de junio de 2008

¿El gigante de CONCACAF?


El día de ayer, después de haber disfrutado de un dramático partido de fútbol entre las selecciones de Turquía y la República Checa, me dispuse a ver el inicio del camino de México a Sudáfrica 2010.

México enfrentó a Belice en el Reliant Stadium de Houston, ya que Belice prefirió jugar ahí como local para llevarse una lana en vez de hacerlo en su país. De esta manera, México contó con el apoyo de 60,000 connacionales residentes en el gabo para enfrentar a su "similar" de Belice. Eso de similar es un decir: mientras los futbolistas mexicanos ganan tranquilamente dos o tres millones de pesos al año (Oswaldo Sánchez gana dos millones de dólares por temporada), los jugadores de Belice lo son de medio tiempo: dos de ellos son estudiantes de prepa, dos trabajan para una empacadora de fruta, otro más es maestro de primaria. La federación de fútbol de Belice fue fundada apenas en 1980.

La pregunta no era si México iba a ganar, sino por cuántos goles; el escenario estaba dispuesto para la goliza y sin embargo el partido comenzó a un ritmo muy lento, con un Belice totalmente tirado atrás (qué otra les quedaba) y un México totalmente displicente. Comenzaron a pasar los minutos y México tocaba el balón sin mayor trascendencia, mientras Belice esperaba atrás a ver a qué hora se decidían los verdes a ir en serio al frente. Yo creo que los mismos beliceños estaban sorprendidos de ver lo apáticos que jugaron en esta ocasión los ratones verdes.

Fue desesperante ver este partido. Después de ver cómo los turcos se morían y dejaban todo en la cancha, nuestros compatriotas fueron a pasearse a Houston, con lujo de prepotencia y soberbia: al terminar el partido los jugadores de Belice pidieron a los mexicanos el tradicional intercambio de camisetas, pero ninguno de los verdes aceptó... supongo que los nuestros se fueron a casa muy satisfechos con el ridículo marcador de 2-0 a cuestas.

Desde luego que el Tri siempre ha sido la gallina de los huevos de oro de los dueños del balón; sin embargo, me parece que el constante bombardeo mediático de que la selección ha sido objeto ha llegado a tales niveles que los propios jugadores no han sabido (o podido, o querido) controlar; se sienten dioses, y el no darse cuenta de su nivel real es el primer obstáculo para poder, finalmente, destacar a nivel mundial.

¿Qué estará pensando Sven-Goran Eriksson en este momento?

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lunes, 9 de junio de 2008

Crece demanda de novias mexicanas desde Europa


Artículo publicado en el sitio de la revista Dossier Político

MÉXICO, DF.- Hace menos de un año que Sandy abandonó México. Egresada de la UNAM, con experiencia en Comunicaciones y perfecto inglés, esta joven se vio obligada a abandonar su país para reunirse con su pareja, un ingeniero alemán que pagó su pasaje de avión para que se mudara con él.

“¿Qué pierdes? No tienes trabajo en tu país y estás sola, mejor vente conmigo”, fue el argumento que ella no pudo debatir y accedió a la propuesta.

Naciones Unidas sostiene que los elevados niveles de migración de hombres ha generado por ejemplo en Asia, una serie de fenómenos que no han quedado descartados para México -líder mundial en migración internacional- y es: el exceso de mujeres solteras, la demanda de novias desde países desarrollados para repoblarse, o el surgimiento de bodas por poder.

Esto es, que una persona sustituya a uno de los contrayentes y así, cumplir con la palabra empeñada con la novia que se dejó en el país de origen.

Esa persona actúa como representante y, para que se pueda dar este matrimonio legalmente, el apoderado deberá tener un poder especial en el que (entre otras cosas), deberá constar la persona del otro contrayente. Así ocurre en Afganistán, Vietnam y otras naciones donde las novias se retratan al lado de su marido... pero él también está en fotografía.

Alfonso Sandoval, experto del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFP, por sus siglas en inglés) en México, señala que en el caso de México, no hay conocimiento de los matrimonios por poder; pero se están empezando a observar mujeres mexicanas que son atraídas por una demanda (de novias) de parte de países de Europa y Norteamérica, que no es todavía un fenómeno tan extendido como en países asiáticos; pero nuestro país sufre otro fenómeno: se está solterizando”.

“No tenemos los niveles que se presentan en Asia o inclusive, América Latina y el Caribe donde hay toda una migración con propósitos matrimoniales, inducidas de la demanda de países generalmente de mayores ingresos; pero está ocurriendo otro fenómeno que es el incremento de mujeres solteras”.

“El hecho de que la mayor parte de los migrantes temporales o definitivos sean hombres, dejan una proporción significativa de mujeres solas que ya estaban unidas en matrimonio, otras que no, y esto está creando problemas sociales importantes”, afirma: “La migración está solterizando a mujeres de cada vez más regiones del país en la medida en que se han venido ampliando las áreas expulsoras de población hacia los Estados Unidos, sin duda”, reveló.

El funcionario indicó que próximamente se presentará a la Presidencia de la República, un análisis de la situación del país en relación a las poblaciones migrantes, también el manejo de remesas y políticas locales de los cuales se van a desprender algunas recomendaciones y sugerencias para el trabajo conjunto de Naciones Unidas con el Gobierno.

El objetivo sería impedir que nuestro país -primer expulsor mundial de migrantes con 582 mil anuales en el último sexenio, seguido por China e India- caiga en el mismo problema asiático donde las mujeres se están quedando solas, sumado a un incremento en la demanda de novias en otras naciones donde a las mujeres locales no les importa casarse.

La amenaza para México sería quedarse poblado por mujeres abandonadas; o en su defecto, que comenzara a perder ese capital femenino para poblar Estados Unidos y países de Europa.

En algunas partes de Asia, señala el PNUD en su más reciente Informe sobre Desarrollo Humano, “hay un creciente fenómeno de uniones internacionales, inclusive, novias pedidas por correo y matrimonios concertados por familias o forzados”.

“En algunas partes de Asia oriental y sudoriental, el aumento de mujeres que ingresan a la fuerza laboral, sumado a la tendencia de aplazar el matrimonio y la maternidad o desistir completamente de ambos, está redundando en la demanda de novias más ‘tradicionales’ que se ocupen de mantener el hogar. Otro factor que explica el déficit de novias es la migración de campesinas a las ciudades”.

Se estima que en China y la India (naciones con una población 100 veces mayor a la de México y que le preceden en las cifras de migración) se están registrando fenómenos de compra de novias por la “desaparición” de mujeres derivada de políticas poblacionales que han dado prioridad a los varones sobre las niñas.

Investigaciones de ONU destacan que en Asia hay una escasez de más de 100 millones de mujeres y niñas que han sido eliminadas mediante la selección prenatal en función del sexo y el infanticidio.

En México, el problema no llega a esos extremos pero el Consejo Nacional de Población reporta que el fenómeno migratorio ha dado lugar a un incremento de mujeres que abandonan el país para seguir a sus esposos y familiares. La mayoría de las que se van es de jóvenes y jóvenes adultas (52 por ciento tiene entre 20 y 45 años), tienen bajos niveles de escolaridad ya que más de la mitad ha cursado menos de 10 grados y constituyen el 45 por ciento de los indocumentados mexicanos en Estados Unidos (principal receptor de migrantes a nivel mundial).

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sábado, 7 de junio de 2008

¿La mejor playa de Europa?


Artículo publicado en el sitio diloya.net

Estamos en el momento de elegir nuestro próximo destino para el verano que ya asoma. Decidimos que esperamos pasar esos valiosos días libres junto al mar y buscamos, la mejor playa que satisfaga nuestras expectativas.

Y es allí cuando descubrimos que no existe una sóla respuesta a esta cuestión. Sino que dependiendo de lo que busquemos, habrá una opción ideal para cada uno de nosotros.

Las posibilidades son enormes y las alternativas de servicios y características son infinitas. Ante todo deberíamos preguntarnos ¿cómo debe ser la mejor playa para mí? Nos asombraríamos al escuchar las descripciones de cada uno y descubriríamos seguramente, que no todos sueñan con la arena blanca y agua caliente.

Naturalmente daremos distintas respuestas según nuestras necesidades, gustos, tiempo, presupuesto, etc. etc. No será la misma playa si buscamos el mejor viento para practicar nuestra nueva adicción: el kite-surf, o si viajamos con 4 pequeños menores de 10 años. Si buscamos un rincón donde vivir una experiencia natural y privada, o si nos gusta el ambiente apachurrado de las playas más populares.

Los amantes del nudismo, los que aman el agua fría, los que buscan que la arena sea fina, o los que prefieren caminar sobre guijarros. Cada uno de ellos tendrá su “playa perfecta” y posiblemente, ninguna de ellas coincida con la nuestra.

Los amantes del surf lo tienen claro, la costa atlántica ofrece las mejores posibilidades. La de Beliche en Sagres (Portugal) garantiza olas impecables para la práctica deportiva, pero el agua suele ser bastante fría. Otras opciones están en la costa gallega (playa de Razo en La Coruña, Galicia), en la costa cantábrica vasca (como la célebre y recuperada Mundaka), hasta la elegante y eterna Biarritz en la costa sudatlántica francesa.

¿Sol y playa + arte, historia y cultura? Es posible, claro. Una de las muchas opciones en este sentido que nos regala el Mare Nostrum es la playa de Patara en Turquía. 8 kilómetros de playas serenas sobre el Mar Egeo, con un entorno protegido y a un paso de los restos históricos de muchas culturas que pasaron por aquí desde hace más de 2000 años. Patara está en la región de Licia donde se supone que nació el dios griego Apolo, frente a la isla de Rodas, pero con una afluencia turística mucho menor.

¿Una playa noruega? Por qué no. Utakleiv (foto) ofrece un pequeño pueblo pesquero del siglo XIX, con construcciones de madera y vistas impresionantes con maravillosos atardeceres que son ideales para aquellos que buscan tranquilidad y naturaleza pura. La playa está en las Islas Lofoten y se dibuja entre salientes rocosas que aseguran total privacidad. Un excelente destino para artistas y solitarios, pero también para quienes “playa” no es necesariamente sinónimo de chapoteo en el mar.

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miércoles, 4 de junio de 2008

Y el espacio ha llegado

Y cuando por fin crees haber terminado, te das cuenta que sigues frente a la computadora y piensas que podrias estar haciendo cualquier otra cosa, de las tantas que te faltan por hacer. Pero siempre es mejor seguir y encontrarte con las letras que te permiten escapar por un momento, y sentirte libre, libre de encontrar un espacio donde puedas expresar lo que sea, cuando sea , y saber que en algun momento del dia habra alguien, probablemente conocido, que se encuentre tambien ahi, listo para eso... expresarse.

No importa si eres de los que escribes cajon con "g", o te acabas de dar cuenta que has perdido tu teclado en espanol, o que crees que no eres un profesional de la escritura. Lo que importa es el espacio para intercambiar ideas, pensamientos, sentimientos y hacer algo mas por la lengua heredada y por rescatar una idea de integracion con una aquellos a los que le toca estar y entender la misma ciudad en la que vives.

Aprovechemos este lugar para encontrarnos, aqui todos los temas son validos y aqui es posible hacer eco de una idea personal.

Ya me voy, antes de quedarme pegada mas tiempo frente a esta computadora en una noche de esas donde el sol de media noche impide sentir esa soledad de la que siempre estamos hablando.

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lunes, 2 de junio de 2008

La balada de Aiko y otros levantados en Baja


Artículo publicado por la revista Emeequis
Por Alejandro Almazán


Cuando el fuego del crimen organizado incendia la tierra, poco hay de dónde agarrarse. No hay ley, no hay justicia, no hay esperanza. Abundan el miedo, la incertidumbre, la rabia de saber que en lugares como Baja California uno puede ser secuestrado y nunca más regresar, aun cuando se haya empeñado la vida para pagar el rescate. Acá un levantado es alguien al que casi automáticamente se le ha colgado el letrero de muerte. Un levantado es alguien que desaparece de la faz de la Tierra. Acá levantan o secuestran a policías, a empresarios, a narcos, a ciudadanos sencillos.
Esta es una colección de historias que hablan de las ausencias que siembran, para siempre, los levantones en Baja, la Baja California, otro pedazo del horror que eriza la piel de México.

Me llamo Aiko Enríquez Nishikawa y quiero escribir lo que le sucedió a mi familia.
El 24 de julio del 2007 secuestraron a mi hermano Celso Katzuo. Él tenía 35 años, era padre de una niña de cuatro años y tenía una familia que lo amaba. Siempre fue un hombre muy recto, trabajador, honrado y cariñoso. Estudió ingeniería cibernética
electrónica en Mexicali, tenía su propio negocio de subensamble. Era cinta negra tercer dan en aikido, y segundo de su maestro. Le gustaba andar en moto.
Cuando me dijeron que lo habían secuestrado sentí como que me quitaban el piso. Mi vida y la de mi familia cambió por completo. Fueron nueve meses y siete días. Esto es lo que recuerdo:
Al principio el terror te paraliza, luego te desgasta poco a poco, pierdes la noción de la seguridad, la tranquilidad, la normalidad. Pasas el tiempo pensando: ¿Pasará calor? ¿Pasará frío? ¿Padecerá hambre? ¿Qué comerá? ¿Se podrá bañar? ¿Lo picarán los bichos? ¿Está amarrado? ¿Le pegan? ¿Lo torturan? ¿Tendrá ropa? ¿Usará siempre la misma ropa? ¡¿Cuándo lo van a soltar?!
Y luego las llamadas, las exigencias totalmente irracionales de reunir cantidades imposibles, y la presión de mantener en secreto lo del secuestro bajo la amenaza de matar a mi hermano, mucha presión y tortura sicológica.
Tengo presente el grito de mi mamá cada vez que sonaba el teléfono; la palidez del rostro de mi padre, y el secuestrador con claro acento norteño, insultando, presionando y exigiendo. A veces sonaba tomado o drogado, a veces sólo se mostraba como aburrido mientras decía sin reparo todas las atrocidades que le pensaba hacer a mi hermano, o amenazaba con hacerme daño a mí o venir por mi hijo adolescente.
Queríamos oír la voz de mi hermano, queríamos saber que estaba bien; pero cuando nos lo comunicaron fue sólo para que escucháramos cómo lo lastimaban.
No hay palabras para describir el terror, no las hay. No son suficientes.
El 9 de noviembre llegó el día del pago. Aparentemente los secuestradores habían aceptado la cantidad que habíamos podido reunir, todos nuestros ahorros, el remate de lo que pudimos vender y los préstamos de todos nuestros familiares y amigos.
Seguimos las instrucciones al pie de la letra, el pago lo hizo un ahijado de mi papá a quien estimamos muchísimo y le tenemos toda la confianza.
Y esperamos.
Pasamos la noche en vela pensando que en cualquier momento regresaría Celso. Pero no regresó. Al día siguiente llamaron los secuestradores para decirnos que el dinero reunido no era suficiente, que querían más, y nos comunicaron a Celso para que supiéramos que estaba vivo.
La pesadilla continuó; las llamadas, la búsqueda de liquidez, las mentiras nuestras hacia los demás para ocultar la ausencia de Celso y proteger su vida; las noches esperando la llamada: “¡¿Cuánto llevas?! ¡No, júntale más, eso no me sirve de nada. Apúrate pa’que te lo lleves en Navidad!”.
Unos días antes de Navidad hicimos el segundo pago. No nos comunicaron con Celso pero nos respondieron una pregunta que sólo él podía contestar. Era la preciada “prueba de vida”.
Como la vez anterior, el ahijado de mi papá fue quien hizo el pago siguiendo todas las instrucciones. Le dijeron a mi papá: “En media hora vas a ver a tu morro”. Pasamos la noche en vela. El siguiente día estuvimos esperando, mi primo y mi prima –que son como hermanos– se quedaron en la casa varias noches haciendo guardia, día y noche esperando a que llegara Celso. Pero cada mañana era la desilusión de un día más sin ver a mi hermano regresar.
Si sonaba el teléfono, si tocaban al timbre, todo ponía la casa en alerta. Pasó Navidad, pasó Año Nuevo y ni una palabra.
Cada día la expectativa se tornaba en desilusión. Cada día el desaliento se apoderaba de todos. Cada quien llorábamos de miedo por nuestra cuenta, yo donde nadie me viera; mis padres abrazados, no nos mirábamos a los ojos, para no reconocer en el otro lo que estábamos pensando.
La casa nunca se quedó sola en esas seis semanas, pensando que en cualquier momento mi hermano podía regresar. Nunca nos perdimos las noticias, todas las versiones, todos los días, todos los periódicos. Preguntamos en Semefo, en hospitales, en la Cruz Roja. Cada noche, en punto de las 20:00 horas, familiares y amigos, rezábamos por mi hermano dondequiera que estuviéramos.
Después de seis semanas de silencio se reanudaron las llamadas, mucho más esporádicas que antes, pero menos agresivas. Decían cosas como: “A tu hijo le decimos El Chino”, “Es muy buena onda”, “Está muy deprimido, ¡apúrate pa’ que te lo lleves!”. Pero en cada ocasión mi papá les pidió prueba de vida y todas las veces se rehusaron a darla, al tiempo que decían cosas para tratar de convencerlo de que aún lo tenían.
Cuando llegó la llamada de ayer, 1 de mayo, en la que pedían un tercer pago, todo se preparó de acuerdo con las instrucciones de los secuestradores.
Nos pidieron hasta una cobija para Celso y una sudadera.
Nos dijeron que prácticamente iba a ser un intercambio, que se saliera el muchacho que hace los pagos en carro y se parara en la parte más oscura y sola de la colonia Chapultepec California, en la segunda salida un poco antes del banco, y que cuando él estuviera ahí nos comunicarían a Celso.
Mi papá les dijo que haría lo que le pidieran y que sólo le comunicaran a su hijo; pero se negaron. Pidió que entonces le hicieran una pregunta determinada, pero también se negaron.
Continuaron las llamadas, fueron unas ocho veces más, insistiendo que querían el carro con el dinero donde lo habían pedido. Todas las veces mi papá les dijo: “Aquí está el carro y el dinero listo, sólo quiero saber que mi hijo está vivo y mi ahijado llegará a donde usted quiere en un minuto”.
Pero todas las veces se negaron y luego comenzaron las amenazas: “Abraza a tu hija, porque es la última vez que la ves”, “Si no me pones el dinero donde te dije, voy a ir a matar a toda tu familia y te voy a dejar vivo para que sufras”.
Desde que vimos que no nos querían dar la prueba de vida, supimos lo que había pasado. Ya nos lo habían explicado diferentes personas enteradas en estos temas: si no te dan prueba de vida, quiere decir que ya mataron a la víctima, no hay razón para que ellos no den la prueba de vida si ya tienen todo listo para cobrar.
Sabíamos que no podíamos poner en peligro al ahijado de mis papás y que no íbamos a recompensar a estas personas después de lo que habían hecho. Además, ese mismo día nos dimos cuenta de que afuera de la casa rondaban dos autos grandes (después supimos que eran tres). Así que, tras la última llamada de esa noche, apagamos las luces y nos dispusimos a esperar…

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Leo la carta de Aiko y recuerdo que un amigo (hoy también secuestrado) dijo una vez que Dios creó a Tijuana un día que se despertó encabronado.
Lo sabe la ingeniera Aiko. A su hermano Celso Katzuo se lo tragó este trozo de tierra color ocre, el favorito de Van Gogh para pintar la melancolía. La familia terminó con las finanzas quebradas, exiliada en el miedo después de que un comando de sicarios fue a balear su casa, y con el corazón achicado.
Su nombre es Aiko. Difícilmente podrán olvidar este nombre cuando terminen de leer en estas páginas las 2 mil 57 palabras de la carta que escribió: el grado cero de la esperanza.
Ahorita, por lo pronto, recorro la mítica aveavenida Revolución a bordo de una troca blanca. El escritor tijuanense Leobardo Sarabia serpentea con parsimonia y va hablando del miedo que irrumpió en casa.
Se estaciona en el Primer Callejón de Coahuila, una de las estaciones del infierno tijuanense, y Leobardo dice: “Tijuana ya no es la capital de la putería y el desmadre: es la capital del secuestro y del levantón”.
Un recorte de Los Angeles Times, fechado el 25 de octubre de 2007, respalda las palabras de Leobardo. Se trata de una entrevista a Thomas Clayton, director de la empresa mundial de seguridad pública Clayton Consultants Inc. Ahí dice:
“Tijuana se está volviendo loca, hay muchos secuestros; no existe lugar más inseguro después de Medio Oriente”.
Quién sabe qué tan retorcido esté Medio Oriente. Aquí, en Tijuana, el último corte oficial dice que de enero a abril de 2008 han sido secuestradas 22 personas. En todo el estado la cifra oficial es de 32, pero nadie cree en esos números. Mucho menos los integrantes de la Asociación Esperanza contra las Desapariciones Forzadas y la Impunidad, una inusual ONG que busca, vivos o muertos, a los levantados. A sus desaparecidos.
Para la Asociación Esperanza el número es otro, de espanto: 120. Ciento veinte hombres y mujeres que, según las hipótesis más pesimistas, fueron asesinados a mansalva, enterrados vivos en fosas clandestinas o disueltos en ácido sulfúrico.
Welcome to Tijuana.

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A mi hijo lo levantaron el miércoles 7 de junio de 1995. Cómo voy a olvidar ese día si desde entonces estoy sumergida dentro de un funeral interminable.
Él era policía de Mexicali y desapareció del mundo con todo y carro. Lo vieron por última vez en una fiesta de sus compañeros. Por eso sé que ellos, los policías, lo desaparecieron.
Alma Díaz habla tan rápido que a veces sus ideas se enredan con las palabras. Estamos en el sexto piso del edificio Casas, en Tijuana, para conocer a Alma, a Fernando, a Cristina, a Pedro, a Luz María y a un sacerdote de Ensenada, personajes que parecen extraídos de una novela negra. Todos tienen algo en común: sus hijos, de súbito, se diluyeron en Baja California. Unos salieron de sus casas, tomaron camino y nadie volvió a verlos. A otros se los llevaron a empujones, apuntándoles con las AK 47. Ninguno ha regresado. Atiza la desesperanza.
¿Quiénes pueden estar atrás de esta embestida? En el sexto piso del edificio Casas dicen que los sicarios del cártel de los Arellano Félix, inteligencia militar, las policías de la municipal, ministerial, estatal, judicial y federal.
Es cierto que cuando alguien sufre un levantón es porque, casi siempre, estaba enredado en el negocio. Y el matón, ese que asesina porque un día él será el ejecutado, lo busca para cobrársela caro. Pero hayan besado o no al diablo los levantados y secuestrados de los que trata el texto, ese es asunto para la justicia. De lo que se trata aquí es de escuchar, de recolectar las historias documentadas que las autoridades suelen desdeñar con un argumento frívolo: “Eran maloras”, “Se lo ganaron los cabrones”.
Por eso estos padres, repletos de ausencia, fundaron la inusual Asociación Esperanza. Es la ONG de los levantados que, ante la indolencia, ha decidido investigar por su cuenta. No importa que sólo lleguen armados con pancartas a la línea de fuego.
En los archivos de esta ONG se documentan 370 levantones y secuestros en Baja California. Pero según sus registros, de 1993 a la fecha trabajan en mil 200 casos.

✱✱✱

Alma Díaz está hablando:
Eric. Se llamaba Eric. Tenía dos bebés y una esposa, que es la nuera ideal. Aquel miércoles 7 de junio lo invitaron los otros policías a una barbacoa. Cuando llegó, lo sé porque he recibido llamadas anónimas que me cuentan fragmentos, su amigo Sergio Reina le prestó su carro para que fuera por alguien. De ahí en adelante mi hijo se volvió un fantasma.
Me preocupé porque Eric me hablaba todos los días por la noche. Y como no tomaba, se nos hizo raro a mi nuera y a mí. Además, sus hijos estaban chiquillos y él se había comprometido a llegar temprano para cuidarlos. Nunca fue un irresponsable con los chamacos.
Con los malos presentimientos que le llegan a una, fui a denunciar la desaparición. La policía nomás me tiró de a loca. Hasta les reclamé a los compañeros de mi hijo. Les dije que lo fueran a buscar, que tuvieran misericordia; que él, como policía, se lo merecía. A nadie le importó.
Así pasaron los meses. Entonces supe lo del carro de Sergio y fui a buscarlo. Cuando lo encontré, le pregunté que si así de fácil perdía un carro, qué dónde estaba mi hijo, que me dijera de qué se trataba. Y él nomás bajó la cara y se fue.
¿Y sabe qué era lo peor de esos días? El miedo, el pinche miedo de que a mí o a mi nuera o a mis nietos nos hicieran algo, porque llamaban a la casa para decirme “Ya cálmese, pinche vieja, o le va ir muy mal”. El miedo te enferma, te pone a pensar hasta que te revienta la cabeza, te quita el sueño, el hambre, te trae dolores en el cuerpo sin saber por qué. Te va creciendo un hoyo muy doloroso aquí, en el pecho. Sólo me quedó rezar.
Hasta 2001, después de seis años, fue que me enteré del caso de Rosario Moreno, una mujer de Culiacán a la que también le levantaron a su hijo en Mexicali: Rubén Díaz Moreno. Ella fue la que creó la Asociación Esperanza. Lástima: se murió sin saber nada de su hijo.
Pero yo seguí lo que nos enseñó a muchas madres: investigar qué había sido de nuestros hijos. Y te vas metiendo, descubres la corrupción y la impunidad en que vive Baja. Eso, al final, te ayuda a perder el miedo. Sí. Porque, o enfrentas
a los malos o das por perdida la lucha por encontrar a tu hijo. Y en la asociación la filosofía es pelear. No importa que te amenacen. No importa que todos los días despiertes con la idea de que no vas a vivir para contarla.
En uno de esos días en que andaba hurgando sobre mi hijo, supe que el tal Sergio, además de ser policía, era uno de los sicarios de El Gilillo (Gilberto Herrera Guerrero, un ex operador de los Arellano Félix que después de ser extraditado a Estados Unidos fue sentenciado a 30 años de prisión). El Gilillo se dedicaba a los levantones.
Por eso, cuando lo arrestaron, viajé al DF y fui a la SIEDO a buscar Santiago Vasconcelos. Le dije que, en el interrogatorio, le preguntara por mi hijo. Me trató muy bien y me dio su palabra de que lo haría. Salí con muchas ilusiones. Y luego, como siempre ocurre con los funcionarios, Vasconcelos dejó de contestar mis llamadas. ¿Pues qué no entendió que sólo soy una madre con un dolor muy grande? Ya no sé en quién creer.
Alma entonces calla. Encarna a la pena y la tristeza. Silencio.
Ya después contará que de ese tal Sergio se sabe nada, que uno de sus nietos –el que ahora tiene 14 años– asiste con el terapeuta y trae una farmacia en la cabeza porque no supera la desaparición de su padre, Eric. Y que aun cuando los levantados hayan sido los más malos del mundo, nadie tiene el derecho de creer que es Dios para decidir quién vive y quién no.

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Cristina Palacios es una empresaria exitosa en Tijuana. De quien habla es de su hijo Alejandro Enrique Hodoyán Palacios. El mismo hombre al que el general en desgracia Jesús Gutiérrez Rebollo interrogó con video en mano para que soltara la lengua y hablara de los Arellano Félix.
Ella, Cristina, también está aquí en el sexto piso del edificio Casas. De hecho, es una de las más activas de la asociación, sólo que la incertidumbre no la deja en paz. Hace tiempo que no habla públicamente sobre su historia porque siempre termina con amenazas en la puerta de su casa y porque recordar la ausencia la pone mal, muy mal. Por eso, durante la plática, hará pausas, se le atascará el mundo y llorará.
La señora Cristina tiene la palabra:
La primera vez que levantaron a Alex dimos con él. Lo tenía Inteligencia Militar en la Quinta Región, en Guadalajara. Para la segunda vez se le acabó la suerte a mi hijo. Y ya llevamos 11 años sin saber de él. Su problema fue la droga: se ponía mal y hablaba hasta por los codos. Esa fue su perdición, lo boca floja.
El 11 de septiembre de 1996 los soldados detuvieron a Alex en Guadalajara. Supimos de él hasta octubre porque, después del escándalo que hicimos en los medios para encontrarlo, alguien me llamó para decirme: “Si no le bajas, pinche ruca, a tu hijo se lo va a cargar la fregada”.
En ese entonces pocos teléfonos tenían identificador de llamadas. El de nosotros era uno de esos. Por eso volvimos a marcar y nos contestaron en la Quinta Región Militar. La de Guadalajara. Allá fuimos.
Cuando vimos a Alex nos dijo que lo habían torturado. Le echaron agua en la cabeza cubierta y le aplicaron toques en la planta de los pies y los párpados. Todo porque los militares querían que soltara todo sobre los Arellano. Como mi hijo era de los más grandes del grupo, pues la gente le platicaba todo, sabía mucho. Y aunque le pedimos al ejército que lo enviaran con las autoridades estadunidenses, porque Alex nació allá, en California, Gutiérrez Rebollo se lo llevó al Campo Militar número 1.
Después Alex recibió inmunidad jurídica en México y lo trasladaron a San Diego. Ahí le dijeron que podía ser testigo protegido a cambio de información, pero Alex no quiso. Y tenía razón: sólo a él lo protegerían. Ni a su esposa, ni a sus hijas. Y así, sin nadie que lo cuidara de las venganzas, regresó a Tijuana el 20 de febrero de 1997.
Entonces llegó el 5 de marzo. Era medio día. Alex y yo íbamos en la camioneta. Nos estacionamos sobre el boulevard Agua Caliente, cerca del negocio de un pariente. No pasaron ni 10 segundos cuando una camioneta se detuvo frente a nosotros. Lo primero que vi fue a dos hombres saliendo con ametralladoras. “¿Qué pasa?”, le pregunté a Alex. “Otra vez los mismos tipos”, respondió. Lo agarraron por el cuello y lo treparon. Quise bajarlo, pero uno de los tipos me apuntó –lo estuve mirando durante varios segundos, por eso no he olvidado su cara–. Corrí tras Alex, pero me dijo: “Vete, mamá”.
Con la cara del hombre todavía en mis ojos y las placas de la camioneta, fui al Ministerio Público. Nada. Les importó un carajo.
Fue hasta septiembre de ese año cuando supimos que el culpable del levantón de Alex era el entonces jefe de inteligencia antidroga, Ignacio Weber Rodríguez. Fue tal escándalo que a éste lo detuvieron. Lo arraigaron, lo llevaron al Reclusorio Norte en el DF. Y luego salió libre. Sí. Dejaron que se fuera. Nunca nos dijeron por qué lo exoneraron.
Ah, pero el mundo es chiquito: hace un par de años me enteré que a Weber lo mataron. Me entristecí porque con él se fueron muchas respuestas para saber dónde está Alex.
Ahora, aquí me tienes en este letargo, en estos días de miedo por culpa de la impunidad.

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Teodoro García Semental, alias El Teo, es violencia pura.
Por los reportajes del semanario Zeta, se sabe que Teo volvió a esparcir el miedo en Tijuana: secuestra o levanta cuando no hay sicarios a quién ejecutar. Se sabe que la matazón del pasado 26 de abril en Tijuana tuvo su raíz en las diferencias entre él y Francisco Sánchez Arellano, El Ingeniero, el nuevo jefe del cártel.
El Ingeniero quiere enfriar la plaza; Teo la incendia.
Un viejo policía de Tijuana que conoce muy bien el lado oscuro de la ciudad cuenta a este reportero que El Teo “es un bato muy locochón; se creyó eso de que había que rendirle tributo a Ramón Arellano y ese Mon también era la muerte en persona”.
Las versiones en la calle dicen que El Teo, por ahora, se fue a Guasave, Sinaloa, su tierra. El negocio, sin embargo, no está descuidado. Hay dos encargados: El Muletas (Raydel López Uriarte) y La Perra (Filiberto Parra Ramos) siguen paseando por el boulevard Caliente.
Eso sí: el grupo del Teo ha tenido bajas. El policía municipal Humberto Moreno Rodríguez, uno de los heridos en la matazón del 26 de abril, no la libró. Murió el 21 de mayo.

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El comando de sicarios llegó a la casa por mi hijo César, pero al que levantaron fue a su hermano Fernando, ahí frente a mi esposa. Yo sí sé quién fue: El Teo, ése controla el cártel de los Arellano Félix en la zona oeste de Tijuana. Y si no lo detienen es porque la policía trabaja para él. Esa es la pinche impunidad.
Quien ahora cuenta la historia en el sexto piso del edificio Casas es don Fernando Ocegueda, el representante de la Asociación Esperanza.
Todo fue por una morra. Mi hijo César ya no andaba con ella, pero su nuevo novio, Alberto Cervantes Nieto, vocalista del grupo Explosión Norteña, sufrió un atentado y responsabilizó a mi hijo. Y como Cervantes es amigo del Teo –se juntan siempre en los Mariscos Godoy con El Muletas, La Perra, El Acapulco y El Ciego, todos lugartenientes de El Teo–, pues le pidió el trabajito del levantón. El 10 de febrero de 2007, por error, se llevaron a mi otro hijo, a Fernando.
Acudí a las autoridades, pero poco a poco hemos sabido que están involucradas. Desde que Zeta exhibió un video nos quedó claro a todos.
Don Fernando habla del video donde José Ramón Velásquez Molina, un ex comandante de la judicial y escolta de Ernesto Ruffo en los tiempos en los que éste era gobernador, testificó que encabezaba una célula del cártel de Sinaloa, que su trabajo eran los levantones y que recibía órdenes de Humberto El Pato Valdez, asesor del entonces procurador Antonio Martínez Luna. El ex comandante Velásquez fue asesinado y arrojado frente a la casa de la novia del entonces procurador. Éste ha rechazado una y otra vez las acusaciones:
–Todo lo que digo es verdad. Y si quieren levantarme a mí también, no me voy a dejar. Aquí en Tijuana puedes comprar un arma como si compraras dulces y puedo defenderme.
–¿No tiene miedo, don Fernando?
–Ya perdí el miedo. No sé qué me pasó, pero ya me vale madre. No sé si sea porque veo a mi esposa y mis hijos destrozados, y todo por los caprichos de un cantante que creyó tener muchos güevos para levantar a Fernando. Y ¿sabes? Ni mi vieja tiene miedo. Ella dice que no importa lo que tenga que pasar, pero no podemos darle la espalda a mi hijo. Muchos vienen a la asociación y por temor mejor se van. Están en su derecho. Como yo tengo el mío de buscar a Fernando, aunque se me vaya la vida en eso.
Ya se le ha ido bastante: sólo trabaja dos días a la semana en una empresa gringa porque el resto lo invierte en la asociación. Con esos mil 200 pesos comen su esposa y su hija. César, al que originalmente iban a levantar, ya se largó de Tijuana.

✱✱✱

El contacto con Luz María Corona es por teléfono.
Su voz era un sismógrafo cuando hablaba de su hijo Octavio Castellanos Corona: del susurro a la estridencia:
Desde el 2006, los 12 de diciembres ya no tienen magia. Ese día Octavio andaba pisteando. Y siempre que traía la fiesta se iba a meter al Negro Durazo, ese bar de mala fama que está por la zona Río. Ahí llegan muchos mañosos, se emborrachan con la banda y terminan con balazos.
Bueno, lo que hemos sabido es que ahí lo levantaron. ¿Por qué? Es lo que no nos explicamos. Los que han investigado el caso no le han encontrado nada malo. Si fuera traficante yo se lo diría, señor, pero no, nada. Es más, tal es la angustia que contratamos a una vidente del FBI.
Resulta que logré hablar con unos policías y ellos me contaron de la vidente. Eso sí, me dijeron que la mujer sólo hablaba con policías, que nunca se reunía con la familia del afectado. Total, para no hacérsela larga, nos cobró 4 mil dólares por tres sesiones. Entre toda la familia cooperamos y le mandamos el dinero con un tal Guillermo, el intermediario. Pero en cuanto recibió el dinero se volvió muy grosero y nos dijo que mejor nos olvidáramos de mi hijo, que ya estaba muerto. Yo le dije que me contara lo que él sabía. Ándele, dígame, por favor. No, yo no sé nada, pero no tiene caso que le sigan buscando.
Con el tiempo, gracias a un contacto, conseguimos el casete que grabó la vidente en la única sesión. Ahí hablaba de una camioneta tipo panel blanca, que Octavio seguía en Tijuana y que estaba en un lugar donde había vías de ferrocarril y se oía que los aviones bajaban. Pues ahí me tiene barriendo todo por La Presa, por el aeropuerto.
Nunca supe por dónde empezar.
Desde lo de Octavio, le digo a mis otros hijos que nos cayeron encima todos los cuervos. A uno de los hijos de Octavio, el más grandecillo, el que acaba de cumplir sus 18, lo internamos porque, con el pretexto de que su papá había desaparecido, se empezó a juntar con los chamacos drogadictos. Otro, el de 14, está como ido, no reacciona. Mi nuera está perdiendo la casa porque no tiene para la hipoteca. Yo tengo una licorería y me han asaltado cinco veces en menos de un año. Pero lo que más me ha fregado es que se me fue la memoria por un tiempo. Me extravié. Ni sabía quién era. El tratamiento me ha ayudado mucho: ya no me rasco la piel ni me la arranco, pero la tensión ya no puedo quitármela. Por eso medio duermo. Necesito algo más fuerte para no pensar qué le estarán haciendo a Octavio, dónde lo tendrán, si come, si le pegan, si se puede bañar, si está preocupado por nosotros.
Nomás me queda rezar.

✱✱✱

En Ensenada, las cifras oficiales dicen que en este año sólo han ocurrido dos secuestros. La Asociación Esperanza, sin embargo, tiene documentados 15.
El auge del levantón trajo consigo que el cura Salvador Nava haya decidido ser parte de la asociación.
–No puedo quedarme indiferente, no le hace que me gane amenazas o la muerte. Puedo ser el puente para contactar a los desaparecidos, hay que tener fe en Dios –dice.
–¿Qué queda ante el desprecio de las autoridades? ¿Sólo el camino de la oración?
–No. Yo soy de los que creen que a Dios rogando y con el mazo dando. Por eso es bueno que la gente se acerque a la asociación, que deje el miedo a un lado. Con rezos y presión, algo bueno puede suceder.
Quien ha venido con esa ilusión es MM. Ese no es su nombre, por supuesto. Pero es mejor llamarlo así porque últimamente han ido tipos a su casa a decirle que la próxima vez que hable lo encontrarán con la boca llena de hormigas.
El hermano de MM fue levantado apenas en febrero pasado. Y, por lo que ha podido averiguar, los autores pueden ser priistas locales, vinculados al crimen organizado.
–Aquí cada quien investiga con el riesgo de morir –le dice don Fernando a MM, a manera de presentación de la ONG.
MM le da vueltas: ¿cómo un hombre como él,que de cierta manera había resuelto su vida, ahora se encuentra en esto, arriesgando el pellejo?
–Aquí no mentimos: me acaban de traer el expediente de tres primos, dos jovencitas y un chavalo, a los que levantaron hace días. El hermano se puso a investigar y también lo chingaron, sufrió otro levantón –le dice don Fernando, mostrándole las fotos de los chicos.
MM mira a los otros padres porque lo están mirando. Escudriña el enorme cartel desparramado sobre la mesa en el que se exhiben las fotografías de un buen número de levantados.
–Le entro –se convence MM–. Total: estos cabrones ya nos mataron un poquito.

✱✱✱

Aiko termina su carta a puño suelto:
Veíamos afuera las luces de los dos autos que se movían hacia enfrente, hacia atrás, y nosotros nos mantuvimos vigilando. Al poco tiempo de haber apagado las luces escuchamos que alguien intentaba meterse a la casa. Pero no pudieron, y empezó la balacera. Nunca en mi vida pensé estar en esa situación, nunca.
Mi papá nos defendió y nos salvó la vida, al igual que su ahijado. Entre los dos lograron repelerlos. A él le estaremos por siempre agradecidos. Estas personas venían dispuestas a matarnos a todos, ni siquiera se habían tomado la molestia
de taparse la cara. Después se fueron.
Cuando la amenaza era inminente yo llamé a los militares, me hicieron un sinnúmero de preguntas y hasta escucharon los balazos. A la persona que respondió la llamada le hice asegurarme que mandarían a alguien inmediatamente, pero nadie llegó. Me comuniqué también a la Policía Municipal, pero sólo hasta que les dije que había
un cuerpo afuera de la casa acudieron.
A las pocas horas huimos de Tijuana, escoltados por la Policía Ministerial y con una maleta cada quien, dejando la vida, el trabajo, los amigos, nuestras cosas; absolutamente todo lo tuvimos que dejar atrás.
Ahora –lo que queda de mi familia– viviremos como refugiados de casa en casa; con miedo a que nos vean o nos encuentren. Y les pregunto a ustedes, secuestradores: ¡¿Por qué?!
Mi familia es gente de trabajo. Todo lo que teníamos lo habíamos obtenido de manera honesta. No hemos heredado, ni robado ni nos sacamos la lotería. Mi papá llegó a Tijuana sin nada y todo lo hizo a base de esfuerzo y trabajo honesto durante 45 años. Mi mamá, médico general, miembro del Colegio Médico de Tijuana, ejerce
desde hace más de 25 años por vocación porque le gusta lo que hace; incluso, la mitad de las consultas que da ni siquiera las cobra. Entre ellos dos han pagado la escuela o la universidad a más de 20 jóvenes.
Son muchos los que han contado con la ayuda económica, moral y de todo tipo que mis papás les han brindado. Nunca negaron la ayuda a nadie. Ellos no fueron de lujos ni de apariencias, siempre trabajaron por lo que tenían, y siempre estuvieron dispuestos a ayudar.
Mi hermano tenía su propio negocio y yo me dedicaba a la construcción. Quien nos conoce sabe que somos gente honesta, gente de trabajo y gente buena. No es justo. No es justo.
Sé que a mi hermano no me lo van a regresar, y ¡cómo le pones precio a una vida!, al amor de mis padres por su hijo. La maldad de los secuestradores deja a una huérfana de cuatro años, que quedará marcada para siempre por sus actos; dejan una comunidad temblando.
Somos humanos, sufrimos igual que ustedes, ninguna cantidad de dinero arrancada de esa forma les va a aprovechar, ¿cómo van a cambiar por beneficios para ustedes todo lo que nos hicieron sufrir?
Cómo les explico que yo quería tener a mi hermano toda la vida, que recuerdo su sonrisa cuando era niño y tenía unos dientotes, cuando se ponía capa para volar, cuando estaba embobado viendo la tele.
Cómo entenderán que siempre voy a extrañar el sonido de su risa y su voz haciendo bromas, y su mirada limpia, y cómo se quejaba igual que mi mamá, y se ponía serio de repente igual que mi papá.
Cómo explicarles que yo hubiera hecho cualquier cosa por evitarles este dolor a mis papás, que ustedes no tienen derecho de destrozar nuestras vidas tan cuidadosamente construidas.
Mi hermano, un poco antes de que lo secuestraran, le dijo a mi papá que le proponía dejar el país y se fuera al extranjero, por tanta inseguridad.
Después de todo lo sucedido el día de ayer, otra fuerte pérdida llegó, como consecuencia del gran impacto por la situación en la que estuvimos.
Este escrito representa el dolor, la angustia, el coraje que sentimos. Es un grito desesperado por una respuesta, una explicación, una esperanza, por exigir nuestras garantías, las cuales nunca tuvimos al vivir este infierno que no le deseamos a nadie, más aún cuando no pudimos acudir a quienes se les paga por proteger y servir,
por combatir y cuidar, por velar que la seguridad de la ciudadanía no corra riesgos; pero desgraciadamente son los que protegen y ayudan a los criminales a lograr sus cometidos.
¿Hasta cuándo van a actuar? ¿Cuándo van a depurar a las distintas corporaciones municipales, estatales y federales de manera real y contundente?
¿Cuándo habrá verdaderas leyes que castiguen el delito de secuestro y el mal comportamiento de los elementos corruptos, con penas que sirvan como ejemplo para que esto no se siga dando?
¿Qué va a pasar con nuestro país, con su gente buena? ¿Cuándo vamos a dejar de vivir
acobardados y empezaremos a luchar por un futuro mejor para los hijos de México?
Yo amo a México y a Tijuana, es el lugar donde nací, es mi país, pero ya no se puede vivir aquí.
Adiós, Tijuana.
Adiós…

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