sábado, 30 de agosto de 2008

El país de la impunidad. Parte II.


Cuando escribí la primera parte de esta entrada, decidí dividirla en dos porque me pareció que el tema daba para mucho. De hecho, no tenía ni la menor idea de lo que iba a escribir en la segunda parte, pero pensé que los acontecimientos en México seguirían dando para comentar al respecto. Desafortunadamente así ha sido…

Estos días se comenta mucho el caso de la joven Silvia Vargas Escalera, hija del ex titular de la Conade, Nelson Vargas. La chica, estudiante de 18 años de edad, fue secuestrada hace casi un año aunque su caso apenas salió a la luz pública. Sus padres no han vuelto a oír nada de los secuestradores desde hace once meses. La fotografía que ilustra esta entrada es tomada de la enorme manta que los padres de Silvia mandaron colocar en un edificio en Paseo de la Reforma y Circuito Interior, en la Ciudad de México. No puedo imaginarme lo que debe ser vivir durante un año sabiendo muy dentro de ti que tu hijo o hija ha muerto, pero al mismo tiempo manteniendo un débil rayo de esperanza de que algún día se hará el milagro y tocará a la puerta de la casa.

Y me parece inevitable preguntar: ¿Qué clase de desalmado puede cometer un delito de esta naturaleza? ¿Cómo puede una persona llegar a tomar la determinación de arrancar lo más valioso que puede tener una persona en esta vida, y con la sangre fría terminar con su vida, la más de las veces después de haber recibido el pago acordado?

Por supuesto que siempre ha habido gente mala desde los albores de la humanidad, en todas las culturas y civilizaciones, y estoy consciente que la historia detrás de los pueblos no ha sido la misma, y por lo ello hay sociedades en donde el delito raramente se da, mientras que en otras es el pan de cada día. Pero que México haya llegado al grado de ocupar el primer lugar en secuestros a nivel mundial, el que la industria del secuestro y el narcotráfico hayan alcanzado los niveles de hoy día, el que tanta y tanta gente se beneficie con este tipo de actividades a costa del sufrimiento de gente inocente, simplemente rebasa mi capacidad de entendimiento.

¿Dónde estuvo el error? Dónde quedó la solidaridad de que tanto presumíamos los mexicanos? ¿Qué fue lo que hicimos mal para llegar al punto de hacernos esto a nosotros mismos? Porque quienes cometen estos delitos también se criaron en nuestra tierra, también comen arroz y frijoles, van a misa, tienen familia y ven el fútbol.

Me declaro incapaz de responder a estas preguntas…

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martes, 19 de agosto de 2008

Let's do The Mexican Wave!


Varios medios de comunicación han destacado que la llamada ola mexicana ha sido reprimida durante los juegos olímpicos realizados en Beijing, donde sólo se ejecuta si las autoridades lo sugieren por medio de las pantallas montadas en los estadios.

La ola mexicana tiene su origen en el mundial de fútbol México 86. Su primer puesta en escena tuvo lugar durante un partido amistoso entre las selecciones de México y Argentina, realizado en Monterrey previo a la copa del mundo. Pero este ejercicio de masas no es un invento del público mexicano; en los Estados Unidos de Norteamérica ya llevaba algunos años de ser practicada en la celebración de partidos de béisbol de las Grandes Ligas. Sin embargo, ni el llamado rey de los deportes ni el título de campeón mundial que los estadounidenses otorgan al ganador de su torneo de béisbol, le dieron a la ola la proyección internacional que obtuvo en nuestro país.

Con el paso del tiempo la ola invadió otros escenarios, como el de los conciertos de rock. U2 se presentó por primera vez en México una noche de noviembre de 1992. La ola, los encendedores y los desaforados gritos de culeeeros, culeeeros propiciados por el público exigiendo una o varias canciones más, una vez concluido el repertorio de los irlandeses, fueron definitivos para que, cinco años más tarde, U2 escogiera a México –Foro Sol- como la sede donde se filmaría un concierto de su gira que posteriormente resultó en el lanzamiento de un DVD titulado POPMart Live From Mexico City.

En julio de 2005, dentro de su Vertigo Tour, U2 se presentó en el Valle Hovin Stadion de Oslo. Las crónicas de los diarios noruegos reseñaron una noche inolvidable donde la entrega de la banda y el público fue mutua. Entre los concurrentes hubo algunos amigos mexicanos y su punto de vista no coincidía con el de los medios. Me contaron que, en la mayor de las euforias, el público noruego se contentó con aplaudir y tal vez lanzar un sílbido de júbilo. Nada de olas, nada de gritos y sí muchas quejas contra los mexicanos que intentaban un brinco o un poco de baile ante los guitarrazos de The Edge.

Una de mis primeras visitas a esta tierra tuvo lugar semanas antes de arrancar el mundial de Francia 98. Me tocó presenciar un partido de preparación entre los representativos de Noruega y México en el viejo estadio de Bislett, que terminó en triunfo para los locales. El inmueble contaba con escasas butacas y la mayor parte de sus tribunas eran de concreto, lo cual le daba, hasta cierto punto, un parecido a las del Estadio Olímpico Universitario (CU). Los boletos se agotaron apenas fueron puestos a la venta gracias a la fiebre mundialista y, en parte también, por la atracción que despertó la presencia de el Matador Luis Hernández, quien por cierto no jugó. Faltaban alrededor de diez minutos para que arrancara el peloteo y aún quedaba gente por ingresar al estadio pero ya no había espacio; entonces vino un anuncio por los altavoces recordándole a los asistentes que, con excepción de los afortunados que contaban con butaca, en el resto de las tribunas el partido debería observarse de pie. No hubo reproche alguno, todo mundo se levantó y la totalidad del público con boleto pagado presenció el encuentro desde su inicio. No hubo olas.

No fue en China ni reprimieron la ola; sucedió en Oslo con un ula ula. El viernes pasado recogí a mis hijos en el barnehage y mi princesita, de casi 5 años, no me recibió con un beso sino con un ula ula al más puro estilo de un vaquero lazando un potro salvaje. Como no logró someterme solicitó la ayuda de cuatro amiguitas, así que yo pedí el apoyo de mi hijo, de apenas 2 años, quien a su vez fue reforzado por dos colegas igual de ancianos. Ellas jalaban a la izquierda y ellos a la derecha; al ula ula lo recorrí del cuello a la cintura para evitar heridas de esas que terminan en primera plana. La lucha alcanzó un nivel de catarsis como el de los deportistas olímpicos que desgarran un grito desde lo más adentro antes de ejecutar el lanzamiento de bala. Todo era gritos y risas, risas y gritos hasta que llegó una asistente, la más joven del barnehage –no creo que pase los 25- y con voz autoritaria lanzó un basta! Consideró que la diversión había alcanzado niveles de escándalo y decretó el alto al juego. Como no entendí si intentaba ayudarme, no le dí las gracias. Tampoco estaba seguro de que el reproche me incluyera a mí, así que no me disculpé.

No solamente soy el único papá mexicano en el barnehage al que asisten mis hijos, sino el único extranjero –suecos y daneses no cuentan- y el único papá al que otros niños tratan como a un amigo. Lo del viernes, no sé, para mí fue divertido, tal vez un poco ruidoso pero para nada un acto que alterara el orden de las cosas. O tal vez sí, por eso hoy he decidido que este viernes también será viernes de ula ula en el barnehage. Las asistentes tendrán que acostumbrarse a la ola mexicana.

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viernes, 15 de agosto de 2008

El país de la impunidad. Parte I.


Sin lugar a dudas, una de las principales razones por la que muchos de los mexicanos "exiliados" en Escandinavia hemos decidido quedarnos aquí es la seguridad. Por ello, me parece ineludible participar en el debate nacional en torno a la inseguridad que se ha desarrollado en nuestro país de origen en los últimos días.

Todo comenzó a raíz del secuestro y asesinato de Fernando Martí, hijo del empresario Alejandro Martí. El país quedó conmocionado por la cruel manera en que la “Banda de la Flor” asesinó al joven de tan sólo 14 años, aún cuando la familia pagó el rescate acordado. Lo peor de todo es que los principales sospechosos del secuestro – arraigados en este momento – son miembros de corporaciones policiacas.

El Presidente Calderón llama a implementar la cadena perpetua a secuestradores y a formar un frente común en contra de la delincuencia. Asociaciones civiles llaman a la ciudadanía a participar en marchas y los medios de comunicación transmiten constantemente el grito de ¡Ya basta!. Y mientras esto ocurre, los asesinatos y secuestros siguen dándose al por mayor en todo el territorio nacional.

Las cifras son contundentes. El número de secuestros aumentó en un 35% en 2007 con respecto a los llevados a cabo en el 2006, para un total de 7000 secuestros registrados. Como es sabido, gran parte de los secuestros no son denunciados, con lo que esa cifra tranquilamente pudiera duplicarse o triplicarse. Pero con los 7000 nos basta para que México ocupe ya el deshonroso primer lugar en número de secuestros a nivel mundial. Así es, México les ha arrebatado ya la medalla de oro a países como Irak, Colombia, Sudáfrica o Pakistán.

Asimismo, debemos entender que éste no es un problema exclusivo del D.F. o de la franja fronteriza en el Norte. De acuerdo con las cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Tlaxcala es la entidad federativa que más secuestros presentó en el 2007, apenas por encima del Estado de México. Incluso la tranquila Aguascalientes, segunda ciudad con el mayor nivel de vida del país, ha sido testigo de 3 levantones en las últimas dos semanas.

Volviendo al caso de Martí, me recuerda mucho el asesinato de Paco Stanley; no por el crimen en sí, sino por la respuesta de la ciudadanía, de los gobernantes y de los medios de comunicación. En aquél entonces, también hubo una indignación general por el asesinato, los medios y partidos buscaron sacar raja política del hecho, mientras que las autoridades se “echaron la bolita” unas a otras. También hubo marchas, también se escucharon muchos ¡Ya basta! y también se demandaron penas más severas a los delincuentes. Diez años después, las cosas están peor que nunca.

Por ello, el camino que propone Calderón no me parece el adecuado. ¿De qué sirve endurecer las penas, si los delincuentes se pasean por la calle como si nada? ¿o acaso no sabe Calderón y todos los que apoyan su propuesta que en México un delincuente tiene más del 98% de probabilidades de no ser detenido? Los delincuentes tiene prácticamente nada que perder, y sí mucho que ganar al decidirse a cometer un ilícito de estas magnitudes, y ese es el verdadero problema, el que México tiene que resolver – ahora sí – con apremiante urgencia: el problema de la impunidad.

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lunes, 4 de agosto de 2008

Los relámpagos de julio


Al final de "Los relámpagos de agosto", a manera de anexo, Jorge Ibargüengoitia dedicó un apartado a "los ignorantes en materia de historia de México” para ubicar al lector aludido en el contexto que enmarca su novela.

En Oslo los relámpagos cayeron una noche a finales de julio. Precedieron una tormenta que tomó a todos por sorpresa, particularmente a quienes prolongaron el acto de å kose seg con una cerveza buscando mitigar el calcitrante calor de los últimos días.

Alguien en el trabajo comentó, un tanto quejumbroso, que ya habíamos tenido dos semanas de verano caluroso este año (?!). Me limité a contestar que el año se compone de 52 semanas y el verano abarca tres meses (al menos en el calendario).
Cuando llueve con ganas los noruegos suelen decir det regner hunder og katter, haciendo la réplica del it’s raining cats and dogs inglés. Los mexicanos decimos cosas como se está cayendo el cielo o ya se encabronó Tláloc.

Recuerdo aguaceros acontecidos en mi infancia. Sin falta fallaba la luz y varias calles quedaban inundadas. Recurrir al cliché parece que fue ayer carece de efectividad por la vigencia de los apagones y las inundaciones, aunque no sé si actualmente algunos adultos siguen sugiriendo, como entonces, quemar las cruces de palma que puntualmente habían sido compradas el Domingo de Ramos en el atrio de la iglesia, considerando que ese acto haría cesar la lluvia. Nunca funcionó dicho rito.

Héctor García tiene una memorable fotografía conocida como “Tláloc”, donde se ve a un hombre de aspecto campesino parado a mitad de un crucero inundado. Esa imagen fue tomada en 1960, cuatro años más tarde Tláloc, el Dios de la lluvia, o mejor dicho el monolito que lo representa, fue trasladado de Coatlinchán al Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México.

Los pobladores de San Miguel Coatlinchán dicen que el día de que se llevaron a Tláloc dejó de llover en el pueblo y el campo se secó. En cambio, a su llegada a la capital, las 165 toneladas del monolito averiaron la tubería provocando una inundación que, por si fuera poco, se vio acompañada de una tormenta que dio la bienvenida al Dios de la lluvia.

Hay quién dice que el día que nació Pancho Villa también hubo tormenta. Yo no lo sé de cierto, como tampoco sé porqué los noruegos no hacen referencia a Thor cuando hay truenos. Lo que sí sé es que al momento de escribir el borrador de este texto no hay relámpagos. Son casi las ocho de la noche y aún disfruto del sol sentado en la banca de un parque. A mi lado hay jóvenes noruegos bebiendo cerveza Corona y pienso inevitablemente en México, en su verano, en sus días de lluvia y en la cerveza Victoria.

Ahora yo también, tengo ganas de llover.

Publicado por Chilangoslo

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viernes, 1 de agosto de 2008

¿El fracaso se aproxima?


A escasos días del inicio de la máxima justa deportiva veraniega (dejemos de lado al Mundial de Fútbol por un momento), éste es el momento perfecto para hacer las apuestas y tratar de contestar la inevitable pregunta: ¿cuántas medallas conseguirá México en los Juegos Olímpicos de Beijing?

La famosa revista deportiva Sports Illustrated estima que la delegación mexicana ganará 4 medallas: dos en clavados y dos en taekwondo, ni una de ellas de oro. A mí me parece que el análisis no está lejos de la realidad, y en una de esas, peca un poco de optimista.

Nuestras mejores cartas están si lugar a dudas en los clavados, donde Paola Espinosa es candidata para ganar medalla, e incluso para colgarse una segunda presea en los clavados sincronizados junto con Tatiana Ortiz. El gran problema para estas dos excelentes clavadistas es que sus más temidas rivales son precisamente las chinas, quienes jugando de local difícilmente dejarán escapar el oro. No olvidemos lo ocurrido a Carlos Girón en Moscú 80, cuando le fue robada la medalla de oro para favorecer a un clavadista ruso, a quien incluso se le permitió que repitiera uno de sus clavados.

¿Qué hay de los otros deportes? En taeknowdo María Espinoza ya sabe lo que es ser campeona del mundo en su especialidad, misma hazaña que consiguió Everardo Quirino en el remo, quien por cierto es un admirable deportista que ha luchado contra todo tipo de adversidades. Seguro que ambos se colarán a las finales y tienen posibilidades de pelear por las medallas, pero la lucha no será nada fácil.

Y prácticamente es todo. Salvo alguna gran sorpresa en tiro con arco o boxeo, no podemos esperar mucho más de nuestros deportistas. Pero ¿porqué tiene que ser así? ¿porqué después de tan buena actuación en Sídney y un aceptable papel en Atenas, ahora las cosas pintan tan mal?

El problema está en la gente de pantalón largo. Los federativos que sólo están interesados en hacer carrera política o perpetuarse en sus puestos, burocracia, corrupción, ineptitud. Un Carlos Hermosillo que si como delantero era malo, como dirigente del deporte de México no tiene nada que hacer. Un tal Jorge Toussaint que simplemente destrozó el poco basquetbol que se jugaba en México, todo por intereses personales. Asociaciones que nombran a los federativos de su conveniencia, en vez de colocar a gente capaz. No existe el interés por descubrir y generar talentos, por preparar buenos entrenadores, por renovar las instalaciones que ya se caen de viejas.

Noruega, un país con 4 y medio millones de habitantes, ganó 5 medallas de oro en Atenas. ¿Se imaginan el potencial que existe en México, la cantidad de medallas que se podrían ganar si las cosas se hicieran, ya no digamos bien sino medianamente?

Pero como siempre, los deportistas mexicanos que sobresalgan en Beijing lo harán gracias a su esfuerzo individual, el apoyo de sus padres y en algunos casos de sus entrenadores, porque el apoyo institucional, ese simple y sencillamente no existe.

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Videogalería

México vs. EUA (Eliminatoria al Mundial 2010)

Resumen del dramático partido contra los gringos jugado el 12 de agosto en el Estadio Azteca, en el que México se jugaba la vida ...

Noruega vs. Escocia (Eliminatoria al Mundial 2010)

Ese mismo día, también Noruega se jugó su última carta para manterner sus posibilidades vivas para asistir a Sudáfrica.