jueves, 22 de mayo de 2008

Estudiar en Suecia no te asegura futuro en México


Artículo publicado en el diario El Universal
Por Ricardo Cerón


SUECIA.- Creadora de la dinamita, la telefonía móvil, el marcapaso, los beta bloqueadores, el riñón artificial y el ultrasonido, entre otras decenas de desarrollos, la ciencia sueca ha estado a la vanguardia mundial del conocimiento científico y humanístico en las últimas décadas, de allí que anualmente miles de jóvenes de diferentes naciones decidan viajar a este país para estudiar un posgrado.

A pesar de la distancia, de las diferencias culturales, climáticas, de idioma y hasta gastronómicas, varios jóvenes mexicanos no se escapan al interés por estudiar alguna maestría o doctorado en Suecia, principalmente en áreas poco desarrolladas en México.

De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) en la actualidad 12 estudiantes mexicanos están becados en diversas universidades e instituciones de educación suecas para realizar estudios de posgrado. Sin embargo, gracias al incremento de los intercambios estudiantiles entre universidades suecas y mexicanas, el número total de alumnos de México en Suecia se calcula en cerca de 50, sobre todo, si se toma en cuenta a algunos connacionales que ya residen de manera permanente en este país.

Conocimientos de medios porosos en un sólido, estudios lingüísticos, diseños de nuevas tecnologías y hasta la promoción cultural que realiza México y Suecia en el extranjero, son algunos de las líneas de investigación que actualmente realizan estudiantes mexicanos en esta nación escandinava.

A pesar de sentirse privilegiados por realizar sus posgrados en Suecia, los mexicanos coinciden en que el proceso de adaptación al estilo de vida, cultura y enseñanza sueca no ha sido fácil, por el contrario, a algunos de ellos -después de varios años radicados en esta nación- aún les afecta estos cambios.

El idioma ha sido el principal obstáculo a vencer, y aunque reconocen que el inglés es de uso común en sus universidades, el aprender sueco fue fundamental para poderse adaptar a la vida cotidiana, convivir y relacionarse con un mayor número de gente.

"Al llegar a este país lo más importante fue concentrarme en el idioma. Aunque casi todos aquí hablan inglés, no lo usan en su vida cotidiana... Salir a la calle y no entender nada hace muy difícil tu vida y la manera de relacionarte con los demás", comenta Aisha Malmgren, estudiante mexicana de la maestría de Bilingüismo en la Universidad de Estocolmo.

Un sistema de enseñanza-aprendizaje más libre, individualizado y en el cual el estudiante corre sus propios riesgos al elegir sus materias, temas de estudio, metodologías y experimentos, ha sido otro reto.

"En México, el sistema educativo es paternalista, tu asesor te lleva paso a paso. Aquí te dejan trabajar sola, que tomes iniciativas, que dirijas tu propia investigación, que hagas los experimentos, escojas la metodología y puedas plantear tus propios experimentos".

"Ese cambio realmente lo padecí, porque he trabajado mucho, mucho para sacar resultados, obviamente tienes que aprender cómo dirigir tu investigación", comenta Dulce Elizabeth Vargas Florencia, quien desde el año 2000 cursa el doctorado en Fisicoquímica en el KTH, el politécnico de más prestigio de toda Escandinavia (conocido como Royal Institute of Technology), en Estocolmo.

Es un sistema de "hágalo usted mismo", indica Aisha Malmgren, porque el estudiante tiene la libertad de escoger las materias que quiera. "Es muy bueno por la flexibilidad que tiene, pero si no conoces bien lo que quieres, puedes perderte tomando cursos que no tienen mucha relación entre sí".

Sin embargo, en entrevistas por separado, los alumnos mexicanos coincidieron en que estudiar en este país ha sido una buena elección, porque la infraestructura, los profesores y la condiciones de vida son muy buenas.

"Suecia fue una elección acertada para estudiar política porque tiene un nivel democrático muy consolidado, con instituciones sociales y actores políticos bastante bien entrenados en el lenguaje de la democracia participativa", señala César Villanueva, estudiante mexicano, quien desde 2003 estudia el doctorado en Ciencia Política en la Universidad de Växjö, al sur del territorio sueco.

El regresar a México despierta un sentimiento encontrado en los mexicanos, por un lado el deseo de volver a su país y poner en práctica los conocimientos adquiridos en el extranjero. Por otro lado, la angustia de enfrentarse a un sistema de investigación reducido en México, con escasa oferta laboral.

"Me gustaría incorporarme a la investigación en México y mantener contacto con instituciones como el KTH para realizar proyectos de investigación. Sin embargo, cuando terminas el doctorado en el extranjero no tienes nada, ni en tu país, ni en el que estudiaste. Tienes que ir paso a paso, no puedes planear a largo plazo", comenta Dulce Elizabeth Vargas.

En tanto, para César Villanueva, el regresar a México implicará enfocarse más en la enseñanza que a la investigación, dado que no hay muchas plazas y recursos económicos como para dedicarse exclusivamente a la investigación en el área de ciencias sociales.

De esa manera, los estudiantes mexicanos, a pesar del esfuerzo realizado en el posgrado, de la calidad de la enseñanza recibida y de la especialización adquirida en el extranjero, no tienen claro su futuro en México.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es cierto que no son pocos los compatriotas que se encuentran en la situación de haber estudiado un posgrado en el extranjero y no poder aplicar en México del todo los conocimientos adquiridos. Esto es especialmente cierto para quienes realizan investigación y las razones son diversas: por un lado, tal como lo comenta el artículo, los recursos que se destinan en México a la investigación son ridículamente bajos; el hecho que el 50% de toda la investigación del país se lleve a cabo a través de una sola institución (la UNAM) habla por sí mismo. Por otro lado, me parece que si bien se tiende a apreciar - en ocasiones de más - el trabajo de los extranjeros en México, me he dado cuenta que la educación y experiencia laboral obtenida por mexicanos en el extranjero no es tan reconocida como uno pudiera pensar.
Pese a todo, la experiancia de estudiar en el extranjero es invaluable, y yo estoy plenamente convencido del beneficio obtenido tanto por el estudiante como por el futuro empleador, y le doy mucho peso a ese criterio cuando contrato personal para la empresa para la cual trabajo.

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